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SUSANA BAQUEDANO
GIJÓN.
Sábado, 3 de febrero 2018, 03:45
La relación entre Duro Felguera y la banca acreedora es «inmejorable», según subrayó ayer la propia compañía asturiana que confía en llegar pronto a un acuerdo para capitalizar la deuda. La dirección del grupo que preside Acacio Rodríguez tiene muy claros los pasos que hay que dar en todo este proceso para evitar un concurso de acreedores. Al tiempo que prosiguen las negociaciones con las entidades financieras -tanto para la liberación de avales como para la reestructuración de la deuda-, Duro Felguera ha avanzado también en la operación de venta de su sede de Madrid. Al parecer, el traspaso podría realizarse este mismo mes a un nuevo fondo internacional, una oferta surgida en los últimos días y que estaría dispuesta a pagar el inmueble a «precio de mercado».
La dirección de la empresa y los bancos están alineados en el objetivo común de salvar Duro Felguera -un objetivo también compartido y respaldado por el Gobierno del Principado-. Pero nada es descartable aún. Duro Felguera tiene previsto presentar sus resultados de 2017 -probablemente los peores de su historia- a finales de este mismo mes. Para entonces, tendría que haber llegado con la banca a un acuerdo que permita su reactivación. De no lograrlo, la empresa se vería abocada a recurrir al artículo 5 bis, esto es, un preconcurso de acreedores. Esta es la propuesta que viene defendiendo el expresidente de Duro Felguera, Ángel Antonio del Valle.
Da la casualidad de que Antonio Guerrero Camps, el nuevo consejero de Duro Felguera nombrado a dedo por Del Valle en representación de Inversiones Somió, es un experto en procedimientos concursales. Su nombramiento se produjo el pasado miércoles en una muy tensa reunión del consejo de administración, celebrada en Madrid, en la que el expresidente del grupo asturiano, que sigue siendo consejero, insistió en llevar la empresa a un preconcurso de acreedores. Su propuesta se encontró con el rechazo de la mayoría de consejeros, encabezados por el hoy máximo responsable de la compañía, Acacio Rodríguez.
Otra circunstancia llamativa fue que ayer mismo, Duro Felguera se vio obligada a remitir un hecho relevante a la CNMV para desmentir la noticia publicada en dos medios digitales catalanes en la que se informaba de que la ingeniería gijonesa ITK -que se encuentra en proceso concursal desde 2016- había presentado el pasado jueves, en el juzgado mercantil de Gijón, una demanda en la que solicita al juez que declare a Duro Felguera en concurso necesario de acreedores.
Según esta noticia, ITK decía que Duro Felguera se encuentra ya «en una situación de insolvencia actual», con sobreseimientos generalizados en los pagos. Al margen de la reclamación de las deudas propias, ITK asegura que le consta «un alto nivel de incumplimientos por parte del grupo asturiano y pide la declaración de concurso para recuperar su dinero y que no se vea agravada su propia posición y la del resto de los acreedores».
Sin embargo, ni a Duro Felguera se le ha notificado dicha demanda judicial ni mantiene deudas con la ingeniería ITK, como así lo comunicó la propia empresa a la CNMV. La compañía aclaró que en junio de 2016 una de sus filiales, DF Operaciones y Montajes S.A.U., rechazó una factura de 46.857,25 euros de ITK por «penalizaciones contractuales» que superaban ese importe. En julio 2017, el administrador concursal de ITK remitió un burofax solicitando el pago de esa factura y Duro se remitió de nuevo a los motivos ya indicados.
Según diversas fuentes consultadas, el administrador de ITK, Manuel Álvarez Álvarez, ha coincidido en diversos procedimientos concursales con el nuevo vocal del consejo de Duro Felguera nombrado por Del Valle, que sigue como consejero en representación del 24,4% que controla la familia Arrojo en el capital. «Blanco y en botella. Ahí está la mano negra de quien quiere llevar a Duro a un concurso de acreedores», según las mismas fuentes.
¿Qué interés le mueve a Del Valle para pretender llevar al grupo asturiano a un proceso concursal? Hay quienes opinan que el ex presidente de Duro se equivoca con esta opción, dado que no le convendría para su defensa en la Audiencia Nacional que salieran a la luz determinadas gestiones. Otras fuentes anotan que le mueve la posible estrategia de adquirir parte de la empresa, ya con precios de 'derribo', liberada de la banca, y a la espera de recibir impagos procedentes de los países en los que Duro ganó contratos.
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