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OCTAVIO VILLA
Sábado, 25 de marzo 2017, 04:34
Los accionistas de referencia de Duro Felguera comienzan a mover pieza, ante las condiciones que impone la banca para la reestructuración de la deuda de la sociedad. El pasado miércoles, la familia Arrojo, que a través de la sociedad Inversiones Somió S. R. L. controla el mayor paquete accionarial de Duro Felguera, con casi el 24,4% de los títulos, hizo oficial el relevo como administrador solidario de la entidad del actual presidente de Duro Felguera, Ángel Antonio del Valle. ¿Y quién controla ahora dichos títulos? Las hijas de Gonzalo Álvarez Arrojo, María Purificación Álvarez Soldevilla, que fue nombrada administradora solidaria el 25 de junio de 2008, el mismo día que su padre y máximo accionista dejó dicho cargo, y desde el pasado miércoles, Beatriz Álvarez Soldevilla, esposa de Ángel Antonio del Valle. Ahora, cualquier decisión pasa por las dos hermanas.
El paso ya estaba decidido desde el día 14 de marzo, pero se hizo oficial, significativamente, el día anterior a la reunión que la dirección de Duro Felguera mantuvo el pasado jueves con la banca, encuentro considerado «vital» en diversos medios financieros para llegar a una solución de consenso en la reestructuración de la deuda, que se lleva negociando desde mediados del año pasado.
De hecho, y aunque el relevo en la sociedad inversionista no supone inmediatamente una medida paralela en la presidencia de Duro Felguera, sí que apunta en esa dirección. Por varios motivos. El principal, que el presidente de Duro ya solo controlará de forma directa sus propias acciones y sus correspondientes derechos de voto, que quedan limitados a un 0,346% del total de los títulos. Hasta ahora, como administrador solidario de Inversiones Somió, también controlaba los derechos de voto correspondientes a esta sociedad, que ascienden al 24,386% del total y son el principal paquete de acciones representado en el consejo de administración de Duro.
La noticia fue recibida con indisimulada satisfacción en medios financieros. La banca ya venía exigiendo a Duro Felguera una serie de compromisos para refinanciar la deuda, y con claridad había hablado de la necesidad de que la empresa buscase un socio estratégico o financiero (o ambos), que acudiese a una ampliación de capital de unos 100 millones de euros y que buscase avales por valor de otros 200 millones, para mantener la actividad mientras recupera las inversiones en proyectos cuyo cobro está pendiente. También había insinuado la banca que en la dirección de Duro Felguera hacía falta un refuerzo en determinados puestos, pero sin llegar a atreverse a ponerles nombres con claridad meridiana.
Tras la oficialización, el pasado miércoles, del paso atrás de Del Valle en el entramado accionarial, la banca ya expresa con claridad que reclama un relevo en la presidencia de Duro Felguera y que es necesario que la empresa tenga «un nuevo consejero delegado potente y buen gestor». Ello, unido a «la ampliación de capital» haría que «se reconduzca la situación».
Duro Felguera ha ido asumiendo las peticiones e indicaciones de la banca, consciente de que a corto y medio plazo su futuro depende de una operación de reestructuración de la deuda que le permita seguir en el mercado. De hecho, en la reciente presentación de resultados de 2016, Duro ya anunció que nombrará un nuevo consejero delegado, cargo que hasta ahora ejercía a la vez que la presidencia Ángel Antonio del Valle. Además, como adelantó EL COMERCIO el pasado jueves, Duro Felguera ya ha encargado a la consultora Rothschild & Company que busque dicho socio estratégico que pueda acompañar a la empresa asturiana en el futuro inmediato.
La empresa expresó que la condición que pone para asumir la entrada de un socio estratégico es que éste asuma la asturianidad de la sociedad, manteniendo su sede social en Gijón y conservando el empleo. Con todo, entre los aproximadamente 2.000 trabajadores de la firma se considera que estas dos condiciones son «un brindis al sol destinado a tranqulizarnos, pero está claro que si un nuevo socio entra en el capital de la empresa de forma significativa también va a querer imponer sus criterios», según expresaron fuentes de la plantilla.
De hecho, la ampliación de capital a la que alude la banca como necesaria es de unos 100 millones de euros, una cuantía que supone el 50% de la actual capitalización bursátil de la sociedad (poco más de 201 millones de euros, al cierre de la bolsa de ayer). De esta forma, imponer el criterio de mantener la asturianidad y el nivel de empleo a un futuro socio estratégico pasaría por mantener el control accionarial, lo cual obligaría a los actuales máximos accionistas a afrontar con sus propios fondos buena parte de la ampliación. Queda por ver si a la ampliación de capital acudirá la patrimonial de la familia Arrojo, controlada ya en exclusiva por las herederas directas de Gonzalo Álvarez Arrojo.
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