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AIDA COLLADO
Lunes, 25 de abril 2016, 01:36
La esperada firma con la que Tenneco Automotive concretó la venta de su planta de Gijón a la alemana Quantum -a través de la sociedad Vauste- marcó, también, una fecha de caducidad: la de la fabricación de amortiguadores en Gijón que, después de más de medio siglo, interrumpirán su producción en un plazo máximo de tres años. El reloj comenzó a correr el día de la transacción, rubricada el pasado 31 de marzo. Así que, en 2019, la planta y sus trabajadores darán por concluido el compromiso de fabricación de amortiguadores Monroe para Tenneco -que hasta entonces seguirá siendo su principal cliente- y se dedicará a la elaboración de productos de inyección.
Por el momento no se prevén grandes cambios en la organización de la fábrica. El nuevo director, Fernando Sáenz, liderará una plantilla de 116 empleados y, previsiblemente, intentará mantener los actuales objetivos de producción: un millón y medio de ejes y 600.000 amortiguadores al año. Es fácil calcular que, según estos planes, a Gijón le quedan ya por fabricar menos de 1.800.000 amortiguadores, a un ritmo aproximado de 2.725 al día.
De este modo, la planta gijonesa comenzará a escribir un nuevo capítulo en su larga historia. Un camino que comenzó en los años sesenta, con la fundación de Amortiguadores Bulnes, en el mismo emplazamiento. La empresa fue formada por los gijoneses Echevarría y los hermanos Medio. Alzó el vuelo en seguida, cuando consiguió una licencia de la compañía inglesa Armstrong Patent de UK, que gozaba de una gran implantación entre los fabricantes de equipo original en Reino Unido. Con los contactos de ésta y la patente Armstrong, empezaron a suministrar a la British Motor y a Austin, que fabricaba en Pamplona.
A medida que se acercaba la década de los 70, España experimentaba el gran desembarco de fabricantes de automóviles. Entre ellos, Ford, que acabó absorbiendo a Armstrong, uno de sus proveedores históricos. Así las cosas, Ford se hizo con Amortiguadores Bulnes en 1975, para operar bajo la marca Amortiguadores Armstrong. En poco tiempo, la factoría gijonesa ya suministraba a todas las filiales de la compañía en Europa (Londres, Liverpool, Colonia y Almusafes) para la fabricación de los Ford Fiesta y Escort. Vendía, también, a Seat en Barcelona (para los modelos Panda e Ibiza) y a la American Motor Company, ahora Chrysler, en Estados Unidos.
Los ochenta trajeron consigo una nueva era en el mundo de la automoción en Europa y la consolidación de las empresas fabricantes de componentes. Así fue como, en 1989, Monroe llegó a Gijón. Armstrong fue absorbida por la gigante americana Tenneco, que por aquel entonces figuraba en el top ten de la lista Forbes. La multinacional tenía sus orígenes en el petróleo y, con la crisis de los 70 había decidido diversificar el negocio y comprar Monroe. Desde entonces, esa firma había permanecido ligada a la fabricación de amortiguadores en Gijón. Hasta ahora.
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