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DIANA DE MIGUEL
Viernes, 2 de octubre 2015, 00:15
Las hormigas están ayudando a ahorrar pequeñas fortunas a algunas de las compañías más grandes del mundo. ArcelorMittal lo sabe bien. Tres de sus líneas de galvanizado, las de Asturias, Sagunto y Dofasco (Canadá), cuentan desde hace tiempo con una revolucionaria tecnología denominada KLiP, que, sin necesidad de inversión, consigue una reducción de costes de producción y una mejora de la calidad. En algunas plantas y líneas, logra, además, un considerable aumento de la productividad mediante la optimización de la programación. Utiliza algoritmos de inteligencia artificial inspirados en el movimiento colaborativo que realizan estos pequeños insectos cuando van a buscar comida, y, el miércoles, dejó maravillado al presidente del gigante siderúrgico, Lakshmi Mittal, durante su sorpresiva visita al centro de investigación que la multinacional tiene en Asturias.
Los algoritmos son, por lo general, producto de los sueños de doctores en matemáticas, que se inspiran no solo en patrones numéricos, sino en el comportamiento de la naturaleza y de los seres humanos. Las hormigas recolectoras son sólo un ejemplo. Cuando encuentran comida, en su camino de vuelta al hormiguero depositan una sustancia química (feromona) para marcar la ruta desde y hacia su colonia. Un rastro que será seguido por las siguientes hormigas que realicen la búsqueda y que les lleva a converger en el mejor camino.
Fueron los investigadores del centro de I+D quienes, buscando mejorar la eficiencia en el aprovisionamiento y la cadena de suministro de todo el proceso siderúrgico, decidieron hace ya años investigar ese peculiar comportamiento de la hormiga recolectora. Su trabajo consistió en adaptar el Algoritmo de Optimización de Colonia de Hormigas (ACO en sus siglas en inglés) a las necesidades de la programación de las líneas de producción, lo que hizo factible una optimización de secuencias que, debido a la complejidad de sus combinaciones y al gran número de cálculos que requeriría, sería imposible de conseguir con otros métodos tradicionales en un tiempo razonable.
Así, emulando a esas hormigas recolectoras, la tecnología KLiP logra procesar en la línea de galvanizado la mejor secuencia de bobinas y su algoritmo marca las buenas combinaciones mediante feromonas digitales para encontrar esa mejor secuencia. Así, aunque los sistemas de programación en la industria del acero se habían enfocado hasta ahora en el cálculo de las secuencias factibles, es decir, las que respeten las restricciones y las reglas de programación, la innovación gestada en Asturias da un paso más y, además de calcular secuencias óptimas de entre todas las posibles, calcula aquellas que minimizan las pérdidas, por ejemplo, de material y calidades, ganando en eficiencia y mejorando la disponibilidad de las instalaciones.
El proyecto compite este año como finalista junto a otros 34 presentados a nivel mundial, en los premios a la excelencia de la compañía, los 'Performance Excellence Awards'. Con la visita de Mittal Asturias, la tercera desde que en 2006 se hizo con la compañía, se afianza aún más si cabe el compromiso del grupo siderúrgico con la actividad innovadora que se desarrolla en el Principado, y con Greg Ludkovsky, responsable mundial de I+D del grupo siderúrgico, como gran defensor de la labor desarrollada por los investigadores que trabajan en Avilés.
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