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ANA MORIYÓN
Lunes, 20 de febrero 2017, 07:28
Los sindicatos UGT y CC OO han vuelto a la calle para exigir al Gobierno central medidas para atajar la pobreza de los trabajadores y pensionistas, ante los incrementos de los precios de los suministros básicos, y a la patronal para que se siente a negociar subidas salariales que permitan recuperar poder adquisitivo. Lo hicieron ayer de forma simultánea en casi 40 ciudades españolas, entre ellas Gijón, donde más de dos mil personas secundaron una manifestación que llevaba por lema 'Stop al encarecimiento de la vida'. Así rezaba en la pancarta principal, que portaban, entre otros, Javier Fernández Lanero y Antonio Pino, secretarios generales de UGT y CC OO en Asturias, respectivamente.
Un centenar de trabajadores de la empresa gijonesa Agalsa, afectados por un ERE de extinción que comenzará hoy a negociarse, cerraban la comitiva y, de alguna manera, se convertían en protagonistas involuntarios de la jornada con su lema 'Agalsa es viable, Agalsa no se cierra'. La plantilla está inmersa en plenas movilizaciones para forzar a la empresa -que ha presentado solicitud de concurso voluntario de acreedores- a que mantenga su actividad y los puestos de trabajo, rehuyendo de la polémica abierta entre administraciones. «Nosotros no entramos en la guerra entre el Principado y el Ayuntamiento, creemos que la única responsable de nuestra situación es la empresa», manifestó David Castilla, presidente del comité de empresa.
Entre unas dos mil personas -según la Políca Local de Gijón- y cinco mil -según cálculos de los convocantes- recorrieron de forma bastante silenciosa el centro de la ciudad, desde la plaza del Humedal hasta la plaza Mayor, donde los máximos dirigentes de los sindicatos responsabilizaron en sus discursos tanto al Gobierno de Mariano Rajoy como a los empresarios del encarecimiento de la vida, y exigieron cambios para mejorar el nivel adquisitivo tanto de los trabajadores como de los pensionistas en consonancia con la riqueza que están generando las empresas. El secretario general de CC OO, Antonio Pino, fue especialmente crítico con la patronal que, dijo, mantiene «bloqueada» la negociación colectiva, «perjudicando a los trabajadores y al crecimiento económico». Y reprochó también al Gobierno central que «se pase por la entrepierna» el mandato del Congreso para subir las pensiones. «Si no escuchan nuestras legítimas reclamaciones vamos a continuar elevando el tono de las movilizaciones», amenazó. Su homólogo en UGT, Javier Fernández Lanero, dijo estar «harto» de que el crecimiento económico sea «a costa» de la precariedad laboral y de las desigualdades. «Estamos asistiendo a una estafa laboral», advirtió el sindicalista, quien avanzó que si no se toman en serio estas exigencias «habrá una primavera caliente». La siguiente llamada de atención será este mismo miércoles, cuando está previsto una nueva concentración, en esta ocasión frente a la sede la de patronal asturiana, la Fade.
Los sindicatos no estaban solos. La marcha asturiana estaba respaldada por PSOE e IU, si bien a nivel nacional también lo hizo Podemos. En primera línea estaba el coordinador regional de IU, Ramón Argüelles, y ya en entre el público se dejaron ver el senador y expresidente del Principado, Vicente Álvarez Areces; el diputado socialista y secretario de Organización de la FSA, Jesús Gutiérrez; el portavoz del PSOE en Gijón, José María Pérez, y el exconsejero de Sanidad, Faustino Blanco, entre otros.
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