La compañía afronta 2017 con la sombra de una deuda disparada

Duro Felguera afronta el recién comenzado ejercicio con el firme objetivo de encauzar sus cuentas, que aunque en 2016 volvieron a la senda de los beneficios, tienen ante sí un obstáculo importante: los impagos, sobrecostes y avales ejecutados que afectan a sus proyectos emblemáticos, los de Venezuela, Argentina y Australia. Las facturas vencidas y sin cobrar o las garantías ejecutadas en estas obras han disparado la deuda del grupo hasta septiembre de 2016 últimos datos hechos públicos por la compañía hasta los 253,5 millones de euros, de los que 178 millones corresponden exclusivamente a los primeros nueve meses del año. Este deterioro de las cuentas ha llevado a la dirección a intentar negociar la reestructuración de los créditos con la banca, sobre todo, los vencimientos a corto plazo.

Su intención ahora es evitar un deterioro adicional de su tesorería que, en términos brutos, contaba con 108 millones de euros a finales de septiembre. Por ello, el grupo intenta encontrar liquidez, para lo que pretende vender parte de sus activos no productivos.

Para no cometer los errores de ejercicios anteriores, marcados por proyectos faraónicos, pero también poco seguros, el grupo ha cambiado su estrategia y centra ahora su cartera de negocio en mercados más fiables y con obras de bajo riesgo. Con sus principales proyectos en ejecución en Chile, Perú, México y Argelia, Duro logró un resultado positivo de 1,6 millones de euros en los primeros nueve meses de 2016, una cifra que contrasta con las pérdidas de 68,8 millones de 2015.