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Michael Schumacher junto a su esposa Corinna en Oviedo en octubre de 2007 , cuando recibió el Príncipe de los Deportes.
Michael Schumacher, un año fuera del coma

Michael Schumacher, un año fuera del coma

El expiloto de Fórmula-1 «progresa» en su recuperación un año después de superar su estado comatoso y se espera que pueda salir de casa a lo largo del verano

elcomercio.es

Sábado, 20 de junio 2015, 17:46

El 29 de diciembre de 2013 la vida cambió para Michel Schumacher. El que fuera el gran dominador de la Fórmula-1 a bordo de su Ferrari, sufría un accidente esquiando que le dejó sumido en estado de coma. Fue un accidente tonto. El hombre que se hizo historia pilotando a más de 300 kilómetros por hora, el piloto que tonteó con las motos de competición, el ídolo que incluso probó a subirse en un caza para saber lo que era romper la barrera del sonido, se caía en una zona fuera de pista a poco más de 20 kilómetros por hora dándose un golpe en la cabeza contra una roca que le provocó graves lesiones. Tan graves que los seis meses posteriores se los pasó en coma en la cama de un hospital.

Un año y medio de calvario en el que parecen asomar ciertas luces, según explicó estos días su representante y portavoz familiar, Sabine Kehm. "Michael va lento, pero constantemente está mejorando. Estamos contentos de poder decir que está progresando continuamente, siempre claro a la luz de la gravedad de la situación tras el accidente que sufrió".

Las perspectivas para el siete veces campeón del mundo de la disciplina reina del motor mejoran. Según su representante, la previsión pasa por que Schumacher pueda "salir de casa y estar por primera vez durante unas horas al aire libre". Una noticia que se producirá "a lo largo del verano".

Esta es una de las pocas noticias que se tienen sobre la evolución de Schumacher, cuyo caso se ha llevado con gran hermetismo desde el mismo momento en el que sufrió el accidente. Mientras el expiloto peleaba por su vida en la cama del hospital durante los primeros días de su larga recuperación, cientos de personas se agolpaban a las puertas del centro y no fueron pocos los que trataron de infiltrarse en el hospital para lograr algo de información sobre su estado. Se dio incluso el caso de un hombre que llegó a disfrazarse de cura para tratar de colarse.

Un caso más rocambolesco fue el del hombre que, presuntamente, robó un informe médico sobre el estado del alemán. El hombre acabó detenido por la policía de Zurich y el pasado mes de agosto se suicidó en su celda mientras esperaba por el juicio. Todo a pesar de que las páginas de ese documento nunca vieron la luz.

El robo del informe y la salida del coma de Schumacher casi conincidieron en el tiempo. La sustracción se produjo el 26 de junio de 2014, diez días después de que el expiloto saliera de su estado comatoso.

Su siguiente paso fue el traslado a Lausana desde el hospital de Grenoble en el que estaba ingresado. Un periplo de 200 kilómetros realizado de nuevo en completo secreto y que, según se publicó después, el alemán realizó con los ojos abiertos y comunicándose con el personal médico con movimientos de cabeza.

Desde Hospital Universitario de Vaud lo único que salía del estado de Schumacher eran escuetas declaraciones de su representante, en las que señalaba el lento progreso del expiloto. Nada más. Ni detalles de su estado ni perspectivas de recuperación.

No fue hasta sepetiembre del pasado año cuando Shumacher se trasladó a su residencia en la localidad suiza de Gland, en Suiza. Allí el trabajo había sido intenso, con una gran reforma para poder atender las necesidades médicas de la leyenda de la Fórmula-1.

Pocas noticias más se han producido desde entonces, a pesar de que su hijo ha dado el salto a las carreras de coches, en las que la presencia de la prensa es notable. Lo que sí se supo es que su esposa, Corinna Schumacher, ha tomado las riendas de la familia ante la delicada situación para garantizar la financiación del tratamiento del expiloto, que según medios alemanes tiene un coste que ronda los 125.000 euros semanales. Corinna, según las mismas informaciones, vendió varias propiedades familiares e incluso se deshizo del avión privado del alemán, un Falcon 2000 FX. Otras teorías apuntan a que las ventas no responden a una necesidad de liquidez, sobre todo porque se estima que la fortuna del piloto asciende a unos 750 millones de euros. La razón sería que Corinna Schumacher ya se ha hecho a la idea de que su marido no va a poder disfrutar nunca más de estos artículos, por lo que decidió venderlos. "Será una larga batalla durante un tiempo largo para él y para toda la gente que está cerca, pero estamos felices de enfrentarnos y de poder estar en esta situación", señaló hace unos días la representante del expiloto.

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