McLaren se hunde aún más

La escudería McLaren está poniendo a prueba la capacidad de sorpresa de los aficionados: cuando parece que no pueden ir peor, consiguen dar un paso más allá en el fango. Por segunda vez en esta temporada -la primera fue en Malasia-, Fernando Alonso y Jenson Button se han quitado el casco y el mono bastante antes de lo que hubieran deseado. Ambos han tenido el mismo problema: los escapes. Honda, que no McLaren, confirmó que en esta carrera fueron estas partes de sus MP4/30 los que hicieron que sus dos pilotos se quedasen fuera del Gilles Villeneuve antes de tiempo.

Primero fue Alonso el que abandonó. El asturiano, en la vuelta 48, empezó a notar que su coche no iba. Que no quería o no podía andar. Nuevamente notó esa dirección flácida, esos tirones y ese acelerador que se iba al fondo sin que repercutiera en un súbito aumento de la velocidad. Por radio tuvo que emitir el mismo mensaje que había soltado en tantas otras carreras: "He perdido potencia". "Ok, vuelve al 'box'", le pidieron, temiendo una mirada glaciar y fulminante del asturiano. Nada nuevo. Alonso se empeña en enviar mensajes positivos, pero es como tapar el sol con un dedo. Sobre todo porque en esta carrera, precisamente en esta, es en la que McLaren había trabajado más en pos de la fiabilidad. Querían hacer sus coches más resistentes y, sabe Dios qué han tocado, no sólo abandonó de Alonso sino también Button, diez vueltas después. El desastre de la escuadra inglesa es total, sin paliativos ni paños calientes. De hecho, la última vez que Alonso se quedó fuera en cuatro de las primeras siete carreras fue en su primer año en la Fórmula 1, en 2001, cuando pilotaba aquel Minardi.

No todo fue malo para el español en el circuito Gilles Villeneuve. Aunque tuvo que claudicar y rendirse a la evidencia, Alonso le enseñó los viejos colmillos a Sebastian Vettel, con quien tuvo una buena pelea que acabó con el alemán por la tierra y pidiendo auxilio por radio. Finalmente el de Ferrari venció al de McLaren, imparable en una remontada antológica del 18º al 5º, pero el susto se lo quedó en el cuerpo.

La carrera de Vettel merece su propio análisis. Después de un mal sábado, tanto propio como del equipo, el domingo tuvo que padecer una mala primera parada en 'boxes' que frenó de salida su triunfal embestida hacia arriba. Primero fue Alonso, pero después acabó pegándose, casi literalmente, con Nico Hülkenberg. En ambos casos se acabó llevando el gato al agua, y sólo 10 segundos le separaron de adelantar también a su compañero Kimi Räikkönen, que se dejó todo en un absurdo trompo mediada la prueba.

Hamilton, imparable; Bottas se estrena

Mientras por detrás se peleaban unos por resistir y otros por remontar, por delante Lewis Hamilton se iba paseando. Controló los tiempos, dejó claro a Nico Rosberg que él es quien manda y dejó fuera de lugar cualquier duda que surgiera tras lo ocurrido en Mónaco. Es el líder y el gran favorito en un campeonato en el que sólo un suceso raro puede apartarle del primer puesto. La noticia se produjo justo detrás: el mal inicio de Räikkönen permitió que Valtteri Bottas, siempre sin hacer ruido, demostrase que en Williams no están tan mal como algunos especulaban. Su tercer puesto, primero para ellos de este año, confirma que ahora van a ir hacia adelante.

Para Carlos Sainz fue una carrera complicada. Él mismo ya lo avisó: Canadá es un circuito difícil para un coche como el suyo, pero eso no le privó de divertirse. Para la historia queda la imagen del madrileño pasando a su teórico 'jefe' Daniel Ricciardo, con quien comparte una buena amistad. El Toro Rosso pasando al Red Bull, ambos en igualdad de neumáticos y de motores, es una de las imágenes que más atesorará el español de aquí a que acabe su primer y frenético año en la Fórmula 1.