Taymuraz Friev: Luchador español, maestro ruso

Sus condiciones le habrían permitido competir en Londres 2012. Pero no acudió. Para entonces Taymuraz Friev (15-9-1986) ya había decidido que la bandera a la que honraría con su gloria deportiva sería la española y por ello tendría que renunciar durante varios años a competir. Un ciclo olímpico después el joven nacido en Rusia logró su plaza olímpica a base de empeño y sacrificio porque en cada torneo clasificatorio se detenía siempre en el escalón anterior.

«No quería venir especialmente a España. Me salió una especie de oferta de gente que quería ayudarme. Fue una coincidencia», reconoce Friev. «Fue un poquito difícil al principio cuando estaba a la espera de la nacionalidad porque todavía era deportista activo con Rusia. Tuve que esperar dos años para competir (desde enero de 2010 hasta marzo de 2013).

«Después todo fue bien y agradezco a toda la gente que me ayudó y que dieran la nacionalidad española», explica a través de su compañero Levan Metreveli, un georgiano que siguió anteriormente el mismo camino y ahora forma familia con otra luchadora balear. Al contrario que Levan, Taymuraz apenas habla español por su carácter reservado y porque la mayor parte de su tiempo lo pasa entrenando con el equipo ruso de lucha en Osetia.

«Él, como ruso, es un chico tímido. Son distintos en la personalidad que los españoles, pero se va aclimatando. Le falta para hablar porque no tiene esa soltura pero como es buena persona y es muy noble ha caído bien en el grupo. Le gusta la comida española, la música española y está muy agradecido porque España le va a dar la posibilidad de participar en unos Juegos Olímpicos, cosa que en Rusia habría sido muy difícil. Por eso está muy contento», diagnostica el seleccionador español, Francisco Barcia.

En cada entrenamiento en España los luchadores locales vigilan con atención hasta el último movimiento de Friev y sin necesidad de traductor ejercen de esponjas. «Tenemos un luchador que es referente mundial, que es capaz de ganar medallas de oro en cualquier campeonato, que va a los Juegos Olímpicos, que la clasificación ha sido muy dura. Los chicos españoles se fijan en él. El entrenar cada día con él en concentraciones, en campeonatos, eso les hace ver dónde está el nivel de los campeonatos. En el momento en que puedan estar lo más cerca de él es que están en el buen camino. Nos aporta muchísimo», abunda Barcia.

«En este tipo de deporte hay unos países que llevan más tiempo en la lucha. Vengo de uno de ellos y no quiero infravalorar a nadie, pero soy el que más sabe aquí. No es que me haya adaptado al tipo de lucha de los españoles, simplemente le doy perspectiva a los chicos y a las chicas. Me gusta porque la gente tiene muchas ganas de entrenar, lo hacen al máximo. Pienso que la lucha tiene futuro en España», señala con una sonrisa para cerrar su discurso desarrollado en voz baja. «Ha subido el nivel, es sumamente técnico», insiste Barcia, encantado con un pupilo que puede enseñar mucho. ¿Es un profesor? «Así es», confirma Metreveli a su lado.

Las posibilidades de Friev en Río son altas aunque ha tenido que adelgazar ocho kilogramos en un mes (está en la categoría de hasta 74 kg.), algo que ya consiguió para cuatro eventos anteriores. «No le va a perjudicar porque se ha adaptado muy bien al peso. Ya dio en el campeonato de España para ver cómo se sentía. En todas las competiciones ha ido de menos a más. En la última fue espectacular, ganó todos los combates por superioridad y en las últimas concentraciones hemos podido ver que está muy rápido y que no ha perdido fuerza, que es la suma de lo que tiene que dar en Río.

¿Opciones en los Juegos?, todas», avisa el seleccionador a la espera de un sorteo de eliminatorias propicio. Entonces se traslada la pregunta al callado Friev y asoma su sinceridad con pocas palabras. «Para todos los deportistas el oro es lo máximo, lo que todo el mundo desea y quiere lograr. Mi cabeza está concentrada para ganar el oro, después saldrá lo que dios quiera y yo me voy a entregar mucho», traduce Metreveli para poner palabras a lo que transmite la mirada clara del eslavo. Entonces tendrá que soltarse en castellano. «Algo díré, seguro», confiesa Friev aunque todavía en ruso.