Borrar
Los jugadores del Barça celebran un gol.
El Barça destroza el proyecto Benítez
Jornada 12

El Barça destroza el proyecto Benítez

Los azulgranas, sin necesidad de contar con Messi, aplastan a un Real Madrid sin ideas, juego y ni siquiera corazón

Rodrigo Errasti Mendiguren

Sábado, 21 de noviembre 2015, 00:48

El Barcelona aplastó al Real Madrid en el Bernabéu, que silbó a sus propios jugadores y mostró pañuelos ya desde la primera mitad descontento con el equipo de un Rafa Benítez que sale muy tocado y solicitó la dimisión de su presidente con gritos de Florentino dimisión. El repaso fue de los que quedará en la retina, incluso superior al día de los aplausos al Ronaldinho y muy cerca del recordado 2-6 de Guardiola. Quizá sea más meritorio, no sólo porque su rival mostró más alma y corazón sino porque llegó sin necesidad de que Leo Messi, que salía de una lesión, fuese titular. Sólo compareció en la media hora final, cuando el marcador ya era 0-3.

El Real Madrid fue una caricatura y eso que Benítez sacó posiblemente su once más ofensivo en años, con la BBC y James en el medio junto a Kroos y Modric. Los mismos seis estiletes que utilizaba Ancelotti, pero el equipo no se pareció en nada al del italiano, que hace algo más de un año tumbó a casi los mismos once de Luis Enrique. El once del madrileño transmitió una nula sensación como colectivo, sin saber cómo ejecutar el plan. Quizá porque no era el esperado. Cuando desde bien pronto estuvo por detrás en el marcador se mostró aturdido mentalmente, impotente, incapaz de reaccionar ante un Barcelona que siempre tuvo el balón y disfrutó con él. Sergi Roberto ocupó la plaza de Messi y la superioridad en el centro del campo permitió garantizarse el control del juego frente un rival aferrado a lo táctico.

El 0-1 llegó en una de esas largas combinaciones que realizó el bloque azulgrana. Sergi Roberto asistió al espacio viendo Varane rompía el fuera de juego y permitió el lujazo de Luis Suárez. En carrera, según le llegaba, y con el exterior del pie diestro la certificó junto a la base del poste. Tocó toda la red lateral hasta quedarse la bola dentro de la meta en el fondo sur. Pasó por allí celebrando una nueva diana, confirmando su momento goleador.

Tras el gol, se esperaba una reacción blanca pero no llegó. Tras una perdida de Ramos, James mostró su compromiso en defensa y evitó una nueva entrada hacia portería de Neymar, que encontró un filón con Danilo. Navas se lució en el golpe franco posterior del brasileño. Sergi Roberto, que se asociaba e incluso pisaba área, tuvo el 0-2 dentro del área pero remató alto en el punto de penalti una buena acción colectiva con asistencia entre Iniesta y Rakitic. Empezó el runrún de desaprobación de la grada, pero entonces tuvo Luis Enrique que variar su plan, ese que le estaba funcionando, antes de la media hora por una lesión de Mascherano. La entrada de Mathieu no cambió ni sistemas ni jugadores de puestos.

James puso a prueba a Bravo, pero estaba tan brillante como su indumentaria. Fernández Borbalán no quería perder el control del encuentro después de que las protestas de ambos lados creciesen en una acción en la que Alves cometió obstrucción a Cristiano y éste le golpeó con el codo en la cabeza. Esa amarilla al brasileño revolucionó el duelo un minuto, el único en el que tuvo su opción el Real Madrid. Pero no aprovechó los treinta segundos de desconcierto en área chica azulgrana, provocada por dos errores consecutivos en defensa. Piqué despejó hacia atrás pero Benzema no acertó a embocar, mientras que aprovechando un error de Modric llegó el segundo culé, de un Neymar que batió por bajo a Navas. En el Madrid no funcionaba nada. Nunca tenía la pelota y tampoco corría si la recuperaba.

Gritos y pañuelos al descanso

Marcelo con la cabeza evitó el 0-3 al filo del descanso, un resultado que hubiese hecho justicia al juego visitante y al ridículo local. Eso sí, no los pañuelos con los que se despidió al equipo y los gritos de Florentino dimisión que se escucharon de modo claro por primera vez antes de que la música de los anuncios, a un volumen estratosférico serenara el cabreo d los aficionados. Al final del encuentro, con 0-4, subió aún más decibelios. En el vestuario, Benítez se reunió con los suyos, silbados otra vez al regresar al mismo nivel que al Barcelona, mientras Luis Enrique mandó calentar a Messi sólo por si acaso se torcía el asunto. Normal, viendo el panorama no era necesario. El Madrid era una angustia constante y al Barcelona le quedaba la opción Messi en el banquillo. Mentalmente demoledor.

Bale, intrascendente, pidió apoyo a la grada con los brazos y se llevó una pitada. El juego local no les contagiaba entusiasmo, algo que si consiguió James con un zurdazo ajustado al poste que Bravo, con una gran mano, envió a córner. No había juego, sólo ramalazos individuales de orgullo, como Marcelo, el defensa más vertical del equipo. Neymar deseaba otro gol pero Navas le puso la mano en un golpe franco. Volvió el runrún, el Bernabéu tenía los pañuelos preparados. El Barça, andando, manejaba a su antojo el duelo. Daba la sensación que marcaría cuando quisiera. Y logró otro tanto más por medio de Iniesta, tras asistencia de tacón de Neymar.

Luis Suárez no acertó a lograr el cuarto antes de que Benitez quitara a James, uno de los pocos que estaba aportando, por Isco. El técnico se llevó una pitada y pañolada terrible. Casi superior a la recibida por Messi al acceder al campo por Rakitic. Aún quedaba media hora, pero el asunto se daba por finiquitado mientras los cánticos rompían el disgusto colectivo. «Queremos once Juanitos», se lamentaba la afición después de que Cristiano, otro día más desparecido, marrase solo ante Bravo la mejor opción de los blancos.

No falló por el contrario Luis Suárez, que tras recibir de Messi en el filo del fuera de juego, superó por alto a Keylor. Volvieron los pañuelos entre los que se quedaron en el estadio, ya que muchos optaron por irse. Los que evitaron el atasco de salida al menos no demostraron la antideportividad de los que aplaudieron la roja de Isco, que no aportó nada y demostró no saber perder. La goleada no fue mayor porque a Munir, Messi y Luis Suárez les faltó tino en la recta final. Pese a ello, para la hinchada local el disgusto fue superior incluso al 2-6. Ahora el Madrid tiene estrellas rutilantes pero ni brillan ni funcionan como equipo con Benítez. No tienen respuesta, ni siquiera ante la prensa.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio El Barça destroza el proyecto Benítez