«Hasta que no escuché a los jueces, pensé que yo no ganaría»

-¿Cómo ha vivido esta victoria?

-Como un triunfo personal. Ha sido un sueño cumplido, un reto más que he superado, y verlo ayer fue lo más emocionante que me ha pasado en mi vida, vamos. Después de ganar, claro (risas).

-¿Cómo vio la final?

-Entre lágrimas y risas, la verdad. Fue súper emotiva en el momento en que sucedió (el programa se emite en diferido), pero verla el lunes, rodeada de mi familia y amigos, terminó de ser la cosa más bonita que he visto.

-¿Fue como la recordaba?

-Sí, pero la tensión que hubo en ese momento la reviví cuando la estaba viendo en la tele.

-¿Por qué se decidió a apuntarse al programa?

-En realidad no lo hice yo. Me apuntó una amiga. Estaba en el hospital porque le habían operado del corazón, y nosotras veíamos 'MasterChef' siempre juntas. Así que, como sabía que me encantaba cocinar, ella fue la que tomó la decisión de apuntarme al 'casting', sin que yo supiese nada. Así empezó todo.

-Y no se arrepiente, claro.

-No es que no me arrepienta, es que ha sido lo mejor que podía haber hecho por mí en mi vida (risas).

-¿Qué va a hacer con el dinero del premio?

-Todavía no tengo ni idea, porque ni siquiera he asimilado que he ganado este premio, pero estoy segura de que invertiré en algún proyecto que lo aproveche al cien por cien, como se merece.

-¿Cómo le afectó el parón de las grabaciones?

-Personalmente, me vino súper

bien, porque llegó un punto que estaba con la tensión del programa y todo esto, que necesitaba relajarme un poco y volver a empezar. Y eso para mí fue como una pausa para coger energía y estar a tope de nuevo.

-¿Ha sido difícil no poder contar que era la ganadora?

-Ha sido tremendo, pero lo he hecho súper bien. Hasta ayer, ninguna de mis amigas ni nadie de mi familia se esperaba que ganase de lo bien que lo había ocultado (risas). Por fin lo puedo decir en voz alta, aunque sigo teniendo miedo, como si no pudiese decirlo todavía por si me oye alguien (risas).

-¿Por qué eligió ese menú para la final?

-Quería hacer algo súper llamativo y lo quería unir muy bien a mi discurso sobre la joyería y orfebrería. Entonces, no dudé en seguir ese guion que tenía preparado. Me encantaban esos productos. (Ana preparó un plato con ostras y un consomé de jamón con granizado de melón, un pichón con diferentes cocciones, y un alfajor deconstruido, en honor a sus raíces argentinas).

-¿Cómo ha vivido la rivalidad de esta edición, que ha sido mayor que en las anteriores?

-Muy bien, porque siempre he intentado mantenerme al margen y no intervenir en todos esos líos. Así que, desde la grada, bien (risas).

-¿Ha sido una experiencia agradable?

-Me ha resultado mucho más duro de lo me esperaba. Me ha parecido que la tensión que se vive estando ahí no tiene nada que ver con lo que ves en la televisión. Pero a la vez es mucho más emocionante y mucho mejor, claro.

-¿En algún momento se vio como favorita o ganadora?

-Hasta que no escuché las valoraciones de los jueces en la propia final, pensé que yo no ganaría (risas). O sea, fue en ese momento en el que empecé a pensar que a lo mejor podía hacerlo.

-¿Qué planes tiene ahora?

-Ahora, mi mayor planazo es irme al Basque Culinary Center. Me apetece muchísimo seguir formándome y en ese camino de aprender. Y luego ya se verá, porque no tengo ni idea. Estoy que todavía me tengo que hacer a la idea de todo.

-¿Qué menú recomienda para este verano?

-Para el verano me gusta todo lo fresquito: lo que sean frutas, verduras... Cualquier ensalada que combine las dos cosas me encanta. Por ejemplo, el lunes preparé una pasta hecha de calabacín, con una salsa de brócoli fresquita, veraniega, que eso va a encantar seguro.

-¿Le van a encargar a partir de ahora las tareas culinarias?

-Bueno, estoy segura de que a partir de ahora todo el mundo va a querer que le cocine y que esté al mando de los fogones. La verdad es que espero que podamos hacer muchas reuniones este verano, si nos lo permite la COVID, y nos juntemos todos los amigos.