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Jueves, 4 de febrero 2016, 12:24
El humorista Paco Arévalo fue este miércoles el último invitado de Bertín Osborne. El cantante se desplazó hasta Valencia para compartir con su 'mellizo' su charla más íntima hasta el momento dentro del programa 'En la tuya o en la mía'. Los dos protagonistas de la noche forman uno de los dúos cómicos más sólidos del panorama teatral español. Y fuera de los escenarios son dos amigos inseparables. De ahí que el programa empezara de una manera insólita. Bertín llegó a casa de Arévalo y al ver que no le abría la puerta, sacó su propia copia de llaves para entrar en la vivienda del anfitrión. Minutos después, el humorista llegó cargado con bolsas en las que había todos los ingredientes necesarios para hacer una de sus famosas paellas a su amigo. Al final del programa, se comieron una cocinada por Arévalo a fuego de Leña. El cómico confesó que su plato estrella lo había probado hasta la Infanta Elena. Pero en esta ocasión, les acompañó en la mesa Fernando Esteso.
Arévalo le habló de su familia, su carrera y de uno de los momentos más difíciles de su vida tras el fallecimiento de su mujer hace un mes y medio. El humorista, que nunca ha perdido la sonrisa, no ha tenido una vida fácil. Perdió a dos hijos y a escasas semanas de la entrevista, su esposa murió de cáncer después de muchos años de enfermedad.
«Llevábamos 52 años juntos, la conocí a los 17 años», contó Paco a Bertín. También relató la duro que fue asumir la enfermedad de su mujer e intentar hacerla frente. «Llegó un momento que al cabo de tres años y mucha quimio le dieron el alta. Sin embargo, al cabo del tiempo le afectó al cerebro y ya no hubo nada que hacer», lamentó.
Arévalo no perdió el humor ante la desgracia, y siempre consiguió sacar una risa a su mujer 'haciendo el payaso': «El último año y pico he llorado tanto... Cuando sabes que ya se va a ir. Se fue en silencio, sin darse cuenta y con una sonrisa. Era mi mujer, mi madre, mi padre era todo para mí», relató en uno de los momentos más emotivos de la noche.
El día de la muerte de su esposa él se encontraba en Ciudad Real, pero aseguró haberse quedado tranquilo porque pudo despedirse de ella. «He estado todos los días durmiendo con ella cogiéndole la mano y dándole muchos besos, todos los besos que me hubiese gustado darle y más», recordó.
Boda de penalti
Arévalo conquistó a su mujer Elena imitando a Cantinflas y se hicieron novios con 18 años. Ella se quedó embarazada «antes de tiempo» y fue el cómico quien se lo tuvo que contar a su suegro, un hombre «de misa diaria». «Le dije que nos íbamos a casar. Me decía que más adelante y le dije que no, que como va a tener un niño, ya nos casamos», desveló entre risas.
La muerte de dos de sus hijos
Arévalo no solo sufrió el fallecimiento de su mujer, pues antes tuvo que enfrentarse a la muerte de dos de sus hijos. «El primero se murió al mes y mi hijo Kike se murió con 27 años. Era un fenómeno», recordó. «Cuando murió, Gila me dijo que tuviese siempre a mano una foto de mi hijo y la besase antes de salir al escenario. Lo hago siempre», explicó. En ese momento, sacó de debajo de su camisa una medalla que llevaba colgada del cuello con la foto de su hijo. «Siempre te he visto besarla, pero no sabía cual era el significado», le dijo Bertín.
Sus otros dos hijos son Paco, un buen actor que trabaja con él como regidor, y Nuria, que sufre Síndrome de Williams, un trastorno del desarrollo. «Ella es mi tesoro, me hace mucha compañía», aseguró. Además, presumió de tener «una nieta guapísima con 13 años»; y aseguró que es un abuelo moderno que está enganchado a Twitter. Y enseñó los 17 mensajes que sus seguidores le habían mandado.
No ve a su padre por su hermana
El gran referente en quien se ha mirado siempre Arévalo es su padre, un cómico torero. «Charlot le dijo que nunca había visto una imitación tan buena de él y encima con un toro», dijo con admiración. El humorista siempre quiso seguir los pasos de su progenitor, pero antes de subirse a los escenarios trabajo como camarero, dependiente y aprendiz.
Su primera actuación le llegó en un momento de desesperación. Casado y con tres hijos, se quedó sin trabajo y a las puertas del desahucio. Unos amigos le propusieron trabajar como humorista y no se lo pensó. «Estuve dos horas haciendo de Cantinflas, de Charlot gusté mucho y me quisieron contratar. Hice tablas y me recorrí todo los cabarets de España», recordó.
Después se convirtió en el rey de los cintas de humor y más tarde llegó su gran éxito con Un, dos, tres, donde cada semana hacía un personaje que conquistó en todas las casas españolas.
Su padre tiene más de 90 años y apenas se ven porque vive con una hermana con la que no se habla. «Es una tristeza, pero he superado la muerte de dos hijos y de mi mujer. Estos años con mi mujer enferma, ella no ha llamado ni ha venido. Sé que con mi padre me he portado bien y sabe que le adoro», confesó. El humorista tiene la suerte de estar rodeado de buenos amigos, como Bertín, que en la emotiva reflexión con la que cierra el programa le dedicó unas sentidas palabras: «Paco, en el escenario somos mellizos, pero en la vida somos hermanos».
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