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RAMÓN AVELLO
GIJÓN.
Jueves, 26 de octubre 2017, 04:40
El apoyo a la música española, a sus compositores y sus intérpretes, es una de las señas de identidad de la Filarmónica de Gijón, cuyo programa cuenta esta temporada con el apoyo del Aula de Cultura de EL COMERCIO. En este sentido, el concierto que ayer interpretó en el Teatro Jovellanos el pianista Luis Fernando Pérez se puede considerar un modelo de este ideal filarmónico, tanto por la belleza pianística de las obras del programa -Mompou, Chopin, Granados-, como por la fuerza y sutileza del pianista madrileño. La Filarmónica tituló este concierto 'Homenaje a Granados', y no solo para conmemorar el ciento cincuenta aniversario del nacimiento del músico catalán, sino también para recordar cierta relación especial que Granados tuvo con esta sociedad. Cuando la Filarmónica se fundó en 1908 su secretario fue Diego Murillo, persona a la que Granados dedicó su 'Danza Española N.º 6', la 'Rondalla Aragonesa' -Murillo era de Zaragoza-, y tal vez por esta amistad, Granados tocó en Gijón en 1911 y 1912. En el programa del 23 de febrero de 1912, el compositor interpretó 'Goyescas', que ayer escuchamos en el Jovellanos.
Luis Fernando Pérez es un intérprete de referencia de Granados -compositor con el que obtuvo el premio Alicia de Larrocha- y Mompou, del que recientemente ha grabado el primer CD de la integral de su obra para piano. Su técnica, de un virtuosismo inequívoco, está siempre al servicio del acento expresivo, de la fantasía y del color. Estolo escuchamos y sentimos ya en la versión colorista, popular y también misteriosa de 'Escenas infantiles', de Mompou. Una obra que es como un juego abierto sobre la canción popular catalana 'La filla del marxant', interpretada con una exquisita sutileza por Luis Fernando Pérez.
Una cualidad de este intérprete es la individualización del toque de cada nota en aras de una interiorización de la melodía. Esta interiorización fue la clave de las versiones de los 'Nocturnos' de la Op. 27, n.º1 y nº2 y de la 'Balada n.º 1', de Chopin. Muy bien cantados, con una tendencia a retener los tiempos, un sentido del 'rubato' contenido, parecía que cada nota estaba pensada.
La segunda parte se dedicó integralmente al Granados de 'Goyescas', desde una perspectiva muy personal. Luis Fernando Pérez explicó el origen de la obra, una historia de amor imposible, y los diferentes temas que se van entrecruzando en la composición. Su interpretación fue soberbia, con unas 'Goyescas' muy expresionistas, de una gran variedad emocional, pero no cursi ni sentimental; muy dramáticas. Fue aplaudidísimo, y después interpretó como propinas la 'Danza número 5 andaluza', de Granados, para despedirse con el 'Asturias' de Albéniz, un guiño a un público totalmente entregado.
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