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La plaza de la Catedral se llenó para seguir la cantata, con las 800 sillas que dispuso la SOF ocupadas desde primera hora de la tarde.
Carmina Burana truena

Carmina Burana truena

La cantata escénica de Carl Orff encandila al público ovetense en la despedida de Marzio Conti como director de Oviedo Filarmonía

JUAN CARLOS ABAD

Domingo, 25 de junio 2017, 00:26

Carmina... y adiós. O hasta luego, más bien, por el cariño mostrado por los más de dos mil asistentes a la interpretación del Carmina Burana con la que Marzio Conti se despidió del público carbayón y de la que ha sido su orquesta durante seis años, Oviedo Filarmonía. Cinco minutos de aplausos tras la repetición del 'O Fortuna' -que abre y cierrra la obra- una tercera vez. El director italiano no pudo haber elegido mejor pieza para alargar la festividad de San Juan.

En los prolegómenos del concierto, el alcalde, Wenceslao López, la vicealcaldesa, Ana Taboada y el Concejal de Cultura, Roberto Sánchez Ramos, entregaron la máxima distinción de la ciudad, la Medalla de Oro del Auditorio Príncipe Felipe, al maestro. López se refirió a la «calidad musical y humana» de Conti que le han hecho «merecedor del cariño de todo Oviedo y de la máxima distinción musical de la ciduad».

El propio Conti dirigió unas palabras al público antes de empuñar la batuta. «No sé qué decir. Muchas gracias al alcalde, a Ana Taboada, a Rivi y demás instituciones que en estos años me han apoyado. Gracias instituciones musicales, sociales y también depotivas de la ciudad, pero sobre todo, gracias a vosotros, a la ciudad y a un montón de amigos que tengo aquí. Gracias por vuestro apoyo durante estos siete años», dijo el maestro. «Esto es un concierto-ensayo general porque esta mañana, ¿cómo se dice aquí..? Orbayaba... y no hemos podido ensayar. Vamos a hacer este concierto de esta obra fantástica delante de esta Catedral magnífica».

El concierto, efectivamente, estuvo peligrando su traslado al interior del Palacio de Congresos por la amenaza de la lluvia hasta bien entrada la tarde. Pero libró y con nota. El Carmina Burana de Oviedo Filarmonía propuso un contrapunto que retumbó entre las paredes de la plaza de Alfonso II, 'El Casto'. Con la Catedral de fondo. Y es que de eso va, o no va, precisamente, la cantata de Carl Orff: libertinaje, pantagruelismo y vino; música agreste, por domesticar: directa y contundente.

Entre los músicos y los cien integrantes de los dos coros de la ciudad: el de la Ópera y el de la Fundación Príncesa de Asturias, en total hubo, 170 intérpretes sobre el escenario. Los solistas, exigidos por una partitura «difícil por la tesitura y la rítmica», como explicó el porpio Conti, dieron la nota. Beatriz Díaz, Javier Franco y Xabier Sabata, bordearon el sobresaliente en sus pasajes.

«Es una preciosidad», afirmaba una paisana antes de empezar. «Antes era muy difícil escuchar cosas así y por eso vengo», decía su compañera de barrera. Ayer, estuvo «fantástica». Tras el bis del 'O Fortuna' en el que también se emplearon los solistas, se proyectaron imágenes de Conti durante su carrera en Oviedo. Larga ovación y despedida. Merecida.

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