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RAMÓN AVELLO
Viernes, 17 de febrero 2017, 01:42
Las fronteras entre drama lírico, zarzuela y ópera son difusas, especialmente en una obra como 'Las golondrinas'. El autor de la música, José María Usandizaga, y la principal autora del texto, María Lejárraga, la calificaron como «drama lírico español». A un Campoamor abarrotado llegó ayer una representación con cierto empaque operístico. Indudablemente, la estética de 'Las golondrinas' se relaciona con la ópera verista. El mundo de 'Pagliacci', de Leoncavallo, no está muy alejado de los saltimbanquis españoles, sin embargo, se da en 'Las golondrinas' cierta teatralidad poética, teatro del ensueño. Esa teatralidad radical estuvo siempre presente en la concepción escénica de Mario del Monaco. Apoyado en una escenografía de William Orlandi, en la que prevalece el tono gris y cierta oscuridad, salvo la escena de la pantomima del segundo acto, en la que hay más color.
La partitura de Usandizaga es compleja, especialmente en un planteamiento orquestal muy exigente. Óliver Díaz, director titular del Teatro de la Zarzuela, conoce muy bien la partitura, y al frente de Oviedo Filarmonía realiza una gran labor. Hace una dirección con dinámicas muy variadas, tiempos también oscilantes y una recreación emocional, tensa, de la partitura. La pantomima y el preludio del tercer acto, sobre el leit motive de la obra, la romanza de Puck 'Caminar, caminar', fueron muy aplaudidas.
De los cantantes, Carmen Romeu representa una dulce y dramática Lina. El barítono Rodrigo Esteves, en el papel de Puck, y la mezzo canaria Nancy Fabiola Herrera estuvieron bien y cantaron con entrega. Recibieron cariñosos aplausos.
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