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Asier Polo, ayer, en el Reconquista.
«La música es el ser humano mismo,  el instrumento es el medio que usamos»

«La música es el ser humano mismo, el instrumento es el medio que usamos»

Imparte hoy la conferencia inaugural de los Cursos de Verano de la Escuela Internacional de Música de la Fundación Princesa de Asturias

ALBERTO PIQUERO

Viernes, 22 de julio 2016, 00:21

Hoy comienzan los Cursos de Verano de la Escuela Internacional de Música, en acto que presidirá la Reina Letizia y cuya conferencia de apertura pronunciará el violonchelista bilbaíno Asier Polo, prestigioso instrumentista que recibió lecciones de Rostropovich y acompañó a Alfredo Kraus en los últimos años de la carrera del tenor.

¿Elige uno el instrumento musical que le acompaña en la vida profesional o es al revés?

Puedo decir que el instrumento me eligió a mí, pero quizá no en un sentido excesivamente poético. Un tío mío, profesor del Conservatorio de Bilbao y violonchelista, dejó tras su muerte un violonchelo en la casa. Y algo tuvo que ver.

¿De qué modo abordará la conferencia inaugural de los Cursos de Verano?

Pues tengo algunas inquietudes, porque se me da mejor hablar distendidamente o tocar que defender una conferencia. Lo haré, en cualquier caso, del modo en el que soy, de forma natural. Y tratándose de un público joven, el tema abordará las circunstancias de la música y los músicos en el siglo XXI, en el que debemos tener en cuenta las nuevas tecnologías, actualizarnos siendo respetuosos con nuestra herencia.

¿Qué opinión le merecen los Cursos de Verano, y Los Virtuosos de Moscú, que estuvieron en su génesis?

A partir de la década de los 80, la creación de conservatorios y auditorios en España atrajo a músicos extranjeros, algunos con el gran nivel de Los Virtuosos de Moscú, que nos dieron un impulso definitivo. Se provocó un cambio generacional que abrió nuestra conciencia musical a otra realidades.

Uno de los departamentos de los Cursos es el dedicado a 'La salud del músico: cuerpo activo y mente en calma'. ¿Cómo se logra transmitir esa sabiduría?

No sé si alguien lo consigue (ríe)... Es un ideal que se logra en algunos momentos. Siendo prácticos, quedándonos sólo con el aspecto físico, ya es muy recomendable. Porque esta profesión es una carrera de fondo que produce múltiples distorsiones físicas. Y no tenemos equipos de mantenimiento como los deportitas de élite...

Usted recibió lecciones de Rostropovich. ¿Nos acerca al gran músico?

Sí, ha sido el gran violonchelista del siglo XX, no solo por su modo de tocar, sino por la energía arrolladora que emitía desde el escenario. Sin tocar, ya se metía al público en el bolsillo. Y logró que esa barrera que hay entre la música clásica y la sociedad, que sólo atravesaban algunos cantantes, también se abriera para él. Es el caso de Rubinstein, de Menuhin o de Rostropovich.

También acompañó a Alfredo Kraus en la parte final de su carrera.

Tuve esa suerte. Me escuchó una vez en la Escuela Reina Sofía, cuando iba a emprender la gira de sus 40 años de carrera, y me incorporó, a modo de 'segunda voz'. Sentí una gran responsabilidad, acompañarle e ir intercalando piezas... Me enseñó y me arropó. Fueron cuatro años de una colaboración muy estrecha.

Usted ha dado 'master classes' en los lugares más diversos del mundo. ¿Tal vez necesitamos un lenguaje universal, como el de la música, para acabar entendiéndonos?

Ese era el propósito de Barenboim... El lenguaje de la música une, da felicidad y todo el mundo lo entiende de buen grado. Luego están los políticos, que van eliminando las Humanidades y las Artes de los programas educativos. Pero no somos máquinas. Sin espíritu somos muy poca cosa.

En sus conciertos, se acompaña de un violonchelo de Francesco Rugieri, hecho en Cremona en 1689. ¿Un 'stradivarius' del chelo?

Sí, es una joya. Y es cierto que tanto Rugieri como Stradivarius fueron aprendices los dos del taller de Amati. Después, Stradivarius, que era un genio, realizó innovaciones definitivas.

¿Qué es para usted un violonchelo?

En principio, claro está, una herramienta de trabajo. Y también es mi voz. Pienso que la música es el ser humano mismo. El instrumento es el medio que usamos. Y el violonchelo, además, proporciona grandes posibilidades porque lleva a la esencia de la música, a la emoción pura y su sonido es el que más se parece a la voz humana.

En sus proyectos actuales están Joaquín Rodrigo y Alberto Ginastera...

Son muy representativos de la música española en mis conciertos en el extranjero. La obra de Ginastera es la que dedicó a su mujer, Aurora, que sólo ella interpretaba en exclusiva. Al final de su vida, me llamó para concederme el privilegio de pasarme el testigo.

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