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AZAHARA VILLACORTA
Sábado, 23 de enero 2016, 00:36
No las tenían todas consigo porque la entrevista llevaba bastante retraso (habían pasado ya 150 días desde que la solicitaron), pero los integrantes de la Plataforma de Profesores Concertistas de Asturias salieron ayer de la reunión con el consejero de Educación y Cultura del Principado, Genaro Alonso, con «una impresión que no pudo ser más positiva», según explicó a su conclusión el director de la Orquesta de Cámara de Siero (OCAS), Manuel Paz.
Y es que la cita -en la que también estuvieron presentes el director general de Personal Docente, Roberto Suárez, y el inspector Jesús Naves- se saldó con un compromiso de la Administración regional para solucionar el problema que había llevado allí a los representantes de los 150 miembros de la Plataforma: que Asturias deje de ser la única región en la que los profesores de conservatorio no pueden ofrecer conciertos, lo que ha motivado, incluso, que algunos de ellos renuncien a sus plazas.
«En primer lugar, la disposición de los interlocutores hacia nuestra reivindicación fue inequívoca, aunque, como es natural, supeditada al estricto cumplimiento de la ley», explicó el director de la OCAS, que precisó que «se pudieron debatir hasta el final la práctica totalidad de los argumentos planteados» y que, «como novedad, se puso sobre la mesa una propuesta que puede desbloquear la situación».
En concreto, esa propuesta plantea el establecimiento de horarios flexibles para los docentes. «Esto es: que una vez elaborados los horarios anuales del conservatorio, una cláusula permita la modificación de determinadas horas por razones concertísticas, artísticas o de investigación». Unas modificaciones de horario, eso sí, que «tendrían un límite que se establecería de común acuerdo y siempre con una proporción mínima sobre el total del horario». Aunque la idea inicial de los docentes es «que no se puedan cambiar más del 10% de las clases de un curso».
Porque, si hay algo que quieren dejar bien claro los profesores para que nadie duda de su buena voluntad, es que «se plantea modificar un porcentaje mínimo de clases por coincidencia con conciertos y que en ningún caso se ha planteado prescindir de una sola hora lectiva. Tenemos claro que la actividad principal es la docente». Y que, en todo caso, «esa modificación de horario tiene que ser aprobada por el equipo directivo del centro, los alumnos o los padres, en el caso de que los estudiantes sean menores de edad».
La «buena disposición del consejero» se tradujo en que, «sobre la marcha y con carácter inmediato, Alonso encargó un informe jurídico sobre la viabilidad del horario flexible y el encaje en la normativa actual». Exactamente, en la Ley de Incompatibilidades de 1984, que aplicaba con tolerancia hasta el curso 2013-2014, en el que se tuvo que empezar a seguir a rajatabla: «Ahora mismo, los horarios no se pueden alterar ni un minuto». Lo que, a decir de la Plataforma de Docentes, Concertistas, Compositores e Investigadores, perjudica, además de a estudiantes y profesionales, a toda la industria cultural.
El objetivo ahora pasa por «alcanzar un acuerdo de carácter bianual que, en el caso de que no sea denunciado por ninguna de las dos partes, se pueda prorrogar», pero, en todo caso, los ayer reunidos con el consejero -Francisco Jaime Pantín, Alejandro Villar, Aarón Zapico y Manuel Paz- anuncian ya que no se van a quedar ahí: «Vamos a hacer llegar nuestra reivindicación al Parlamento nacional para que se cambie la Ley de Incompatibilidades».
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