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A. VILLACORTA
Sábado, 27 de junio 2015, 01:31
La 'Pepita Jiménez' de Calixto Bieito que se pondrá en escena los próximos 29 de junio y 1 y 2 de julio en el Teatro Campoamor promete levantar ampollas entre los sectores más tradicionales de la sociedad ovetense aficionada a la lírica, o, al menos, «va a crear algunas divisiones», según pronosticó ayer Marzio Conti, su director musical, quien, sin embargo, admitió que la polémica que se avecina en el horizonte le «encanta». Con una importante carga crítica hacia la dictadura franquista, Conti cree que puede resultar «fuerte» para algunos aficionados, pero que también puede servir de revulsivo para atraer al público joven al que quieren acercar la ópera y la zarzuela, además de conectar «con todo el tejido social de Oviedo».
Sintonía total con el nuevo concejal ovetense de Cultura, Roberto Sánchez Ramos 'Rivi', quien ayer debutaba en el cargo con la presentación en el Salón de Té del Campoamor de esta zarzuela basada en la novela homónima de Juan Varela y con música de Isaac Albéniz.
Roberto Sánchez Ramos quiso agradecer «a los programadores la valentía de traer esta obra a Oviedo y de estrenarla una vez pasadas las elecciones». «Dirán que esta es una cosa de rojos, pero esto ya estaba programado y la verdad es que yo estoy encantado», aclaró para añadir, después, que «algo está cambiando en la ciudad. No hace falta que irrumpan nuevas fuerzas políticas para que podamos ver la crítica y hacer obras como esta».
Tras un pequeño lapsus en el que confundió a Albéniz con Alberdi, 'Rivi' saludó, asimismo, la marcha del hasta ahora ministro José Ignacio Wert como «una buena noticia», al tiempo que deseó que «este país recupere la educación y la cultura» antes de dar paso a Nicola Beller, la soprano que encarna a Pepita Jiménez, que también tiene claro que «el teatro es siempre político».
«Lo que hace el teatro es crear un diálogo. Si no incita a pensar y a sacar conclusiones, no tiene sentido», dijo sobre un montaje «muy propio de Buñuel» que narra «el vacío erótico que siente una joven viuda por un futuro cura en una ciudad opresora», así que «quizá haya público al que no le guste».
Así las cosas, la única reclamación llegó del presidente de la Capilla Polifónica 'Ciudad de Oviedo', Francisco González Álvarez-Buylla, que pidió que Oviedo «continúe siendo la segunda capital del mundo en representación de zarzuelas». «He entendido el mensaje», bromeó 'Rivi'.
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