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M. F. ANTUÑA
Lunes, 26 de diciembre 2016, 02:44
Su nombre es historia mayúscula del cine español. Porque antes de que Almodóvar, Amenábar o Garci soñaran si quiera con tener un Oscar de Hollywood, él ya había ganado dos: por 'Patton' en 1970 y 'Nicolas y Alejandra' al año siguiente. Se le resistió el tercero a este brillante creador de atmósferas. Manuel Gil Parrondo y Rico-Villademoros (Luarca, 1921) falleció en Madrid el día de Nochebuena diciendo así adiós a una vida de película de principio a fin. Porque el hombre que embelleció el cine nunca quiso jubilarse y hasta sus últimos días siguió trabajando. Deja una película sin estrenar, un proyecto inconcluso y un hermoso ramillete de historias inolvidables.
Premios Oscar.
Fue candidato en 1972 por 'Viajes con mi tía', y obtuvo dos estatuillas, en 1970 por 'Patton' (en la imagen) y en 1971 con 'Nicolás y Alejandra', ambas dirigidas por Franklin J. Schaffner.
Premios Goya.
Por su labor como director artístico ha sido candidato en cuatro ocasiones y ha ganado en otras cuatro, todas ellas en películas dirigidas por José Luis Garci 'You're the One' (en la foto), 'Ninette', 'Tiovivo c. 1950' y 'Canción de cuna'.
Trayectoria.
A lo largo de su carrera ha firmado36 títulos como director de arte, 51 como director artístico, 51 como diseñador de decorados y 37 como diseñador de producción.
Megaproducciones.
Ha trabajdo en producciones tan míticas como 'Lawrence de Arabia' y 'Doctor Zhivago'. Colaboboró en otras como '55 días en Pekín', 'El Cid' y 'La caída del imperio romano'.
Televisión.
Aunque su trayectoria ha tenido el cine como protagonista, también se ha encargado de ambientar series de televisión y varios montajes teatrales.
La pasión alimentaba un oficio que le llevó a participar en casi doscientos títulos y a ser testigo de grandes rodajes. Cintas míticas como '55 días en Pekín', 'Doctor Zhivago' o 'Lawrence deArabia' sustentan un currículo difícilmente superable en España, donde el Gil Parrondo que se dejó querer en Hollywood fue también una pieza clave de su cinematografía.
No tenía misterios para él su trabajo como director de arte, director de producción y decorador. Ya desde muy jovencito vislumbró con claridad que el cine iba mucho más allá de los pragmáticos 24 fotogramas por segundo para adentrarse en el universo del hechizo y la fascinación. «No sé muy bien cómo se construye una dirección artística, pero para mí es sencillo», decía en una entrevista con EL COMERCIO en 2012 cuando recibió el premio del Festival de Internacional de Cine de Gijón (FICX). Y añadía que, pese a los tiempos inciertos, el arte al que se colocó el ordinal de séptimo tiene futuro: «Mientras haya un guion y alguien que lo defienda, existirá la magia del cine».
La magia que él fue capaz de crear sigue a disposición de quien quiera disfrutarla en películas que son leyenda. Como lo era él ya antes de que su vida se apagara en torno a las tres de la tarde del día de Nochebuena en su casa de Madrid, donde vivía junto a su mujer, Gabi Insúa. Ayer, los suyos y el mundo del cine le velaron en el tanatorio de la M-30 antes de que fuera incinerado a primera hora de la tarde en el cementerio de la Almudena. «No tenía otra enfermedad que la de ser mayor. Este año hemos estado rodando, a partir de una novela de Sánchez Piñol, una película, 'Cold Skin'», explicaba su sobrino Óscar tras el deceso. Su actividad era tal que también con Carlos Saura tenía un proyecto pendiente sobre Picasso. Su última película la firmó de la mano de su amigo José Luis Garci: 'Holmes & Watson. Madrid Days' se estrenó en 2012.
Hijo Predilecto de Valdés desde 1994, Medalla de Plata de Asturias en 2003, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 1983, era padre de cuatro hijos y tuvo una vida tan intensa como apasionante muy marcada por su participación en películas estadounidenses con escenario español. Fue el responsable de decorados tan impresionantes como los de 'Lawrence de Arabia' o 'Espartaco' y trabajó con directores como George Cukor, Stanley Kubrick, Orson Welles o Anthony Mann. Cuando cumplió los 90 años recordaba precisamente en este periódico cómo unos dibujos que le presentó en 1954 en un salón del Palace de Madrid a Orson Welles le abrieron las puertas de ese mundo. Aquellos trazos acabaron siendo los bocetos de 'Mr. Arkadin'.
Trabajó junto a nombres tan destacados como Richard Lester, John Huston, Ava Gadner y Charlon Heston y su biografía estuvo marcada por los dos Oscar junto a Franklin Schaffner y sus colaboraciones con José Luis Garci. Trabajó además con otros directores españoles como Jaime Chávarri o Pilar Miró, además de en series de televisión de Mario Camus, Pedro Masó y Fernando Méndez Leite. Precisamente Camus rememoraba así al fallecido: «Era un dibujante soberbio, un director de arte único y fantástico. Iba con el director a buscar las localizaciones, arreglaba los sitios, los enriquecía... Todo el mundo respetaba su criterio y tenía mucha libertad porque sabía más que ninguno». Porque también en su tierra se llevó el respaldo de los premios: cuatro Goya se adjudicó de la mano de José Luis Garci -'Canción de cuna' (1994), 'You' re the one/Una historia de entonces' (2001), 'Tiovivo c.1950' (2005) y 'Ninette' (2006)-, con quien colaboró en la también oscarizada 'Volver a empezar', rodada en Gijón y primer Oscar para una película española.
Siempre se consideró decorador de cine más que director artístico y pese a que abandonó su Asturias natal con ocho años para instalarse en Madrid, siempre sintió su tierra muy cerca, tanto que dejó claro su deseo de que sus restos reposen mirando al mar de Luarca. Y así será. Creció, pues, Gil Parrondo, con el cine de las salas madrileñas retumbando en sus oídos para tapar el estruendo de los obuses de la Guerra Civil, que le tocó de pleno. Fue cuando acababan los años treinta cuando ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y allí, mientras estudiaba pintura y escultura, se despertó su amor por los decorados.
Comenzó a trabajar como ayudante de decoración en 1939, con Amalio Martínez Gari, y, tras decenas de títulos, en 1951 asumió la dirección artística de la película 'Día tras día', de Antonio del Amo. Tres años después está a las órdenes de Orson Welles en 'Mr. Arkadin'. En 1954 diseña para Juan Antonio Bardem la ambientación de 'Felices Pascuas' y al año siguiente colabora en dar vida a la atmósfera de 'Alejandro Magno', de Robert Rossen. En 1956 llegaría 'Orgullo y pasión', de Stanley Kramer, en 1961 y 1963 colabora con Nicholas Ray en 'Rey de Reyes' y '55 días en Pekín' (1963), respectivamente. Otras grandes coproducciones en las que puso su talento en esos años fueron 'El Cid' (1961) y 'La caída del Imperio Romano' (1964), ambas con la rúbrica de Anthony Mann.
En esos felices sesenta compagina el cine estadounidense con el español. 'La noche y el alba', de José María Forqué; 'Honorables sinvergüenzas', de José Luis Gamboa, y 'Ensayo general para la muerte', de Julio Coll, son algunos de los títulos en los que dejó su impronta.
Pero fue en en el año 1962 cuando se produce un hecho trascendente en su trayectoria artística. Entra en el equipo de 'Lawrence de Arabia', y aunque su nombre no figura en los créditos, fue el responsable de todas las localizaciones. 'Doctor Zhivago' llegó tres años más tarde. A partir de entonces su labor junto a equipos norteamicanos no se detiene, porque es además el momento en el que Andalucía, y especialmente Almería, se convierte en sucursal hollywoodiense. Allí se construyeron los decorados de 'Patton', en 1969, que la valió ese primer Oscar y el inicio de una más que fructífera colaboración con Schaffner, con quien compartió set en 'Nicolás y Alejandra', su segundo Oscar (1971) y en 'Los niños de Brasil' (1978). Claro que después de esa segunda estatuilla dorada hubo una tercera que no pudo ser. En 1972 se adjudicó una nominación por 'Viajes con mi tía', de George Cukor, que se quedó en eso.
Los ochenta fueron para Gil Parrondo los de la vuelta al cine español. En Madrid nacieron y crecieron sus proyectos posteriores, con especial atención a los ya citados que realizó junto a Garci, muchos de ellos en Asturias. También trabajó en series de televisión, como 'La Regenta', 'Anillos de oro' y 'Los desastres de la guerra' e incluso probó suerte en el teatro, donde montó escenografías en tres montajes del Español.
Pero la leyenda quedó escrita en pantalla grande para un hombre afable que disfrutaba haciendo cine, embelleciéndolo, creando decorados realistas, levantando castillos medievales y ciudades enteras para obrar el milagro de la ficción. Siempre tuvo Gil Parrondo un ídolo al que admirar, Cedric Gibbons, director artístico de la Metro Golwin Mayer, y no se olvidó nunca de que lo aprendió «todo» junto a Sigfrido Burgmann, con quien trabajó 14 años.
Siempre activo y entusiasta, siempre fiel al Santiago Bernabéu y los partidos del Real Madrid, siempre queriendo volver a un rodaje y regresar a Asturias, Gil Parrondo deja una huella impresionante en el planeta cinematográfico, que le llora y le añora.
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