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J. F. GALÁN
AVILÉS.
Jueves, 18 de enero 2018, 03:57
Una densa nube negra sobre de las baterías de cok de Arcelor claramente visible desde muchas zonas de Avilés disparó a media tarde de ayer las alarmas ante el temor de que de se tratase de un episodio similar a la fuga de gas tóxico que el pasado abril llegó al centro de la ciudad. La multinacional descarta cualquier similitud. «No hay ningún peligro para la población, no es un gas tóxico», manifestó un portavoz.
El humo procedía de las antorchas de las baterías de cok, que se activan automáticamente cuando, como sucedió ayer, se registra algún problema en la planta de subproductos, la instalación en la que se lavan los gases que genera la combustión de cok. Es un sistema de seguridad. Lo que hacen las antorchas es quemar dichos gases para reducir la emisión contaminantes a la atmósfera.
La causa fue, según la empresa, una caída en el suministro eléctrico por causas desconocidas que afectó no solo a la planta de subproductos y las propias baterías, sino a la totalidad de las instalaciones de Arcelor Avilés. Se registró a las cinco y media de la tarde, la misma hora a la que se encendieron las antorchas y comenzó a salir el humo. Aunque se suministró energía desde Gijón, tras un primer intento fallido la instalación no recuperó la tensión necesaria para reactivar la planta de subproductos hasta las seis y cuarto de la tarde. Fue entonces cuando las antorchas se apagaron, la nube de humo comenzó a disiparse y la factoría regresó a la normalidad.
Arcelor asegura que informó inmediatamente a las autoridades medio ambientales del Principado y que en cuestión de horas le remitiría un informe detallado de lo sucedido que también entregará al Ayuntamiento de Avilés. En este sentido, el año pasado la Consejería de Medio Ambiente acusó a la empresa de comunicar el escape de gas una hora después de que se detectase y de facilitarle información «insuficiente».
Las primeras críticas al incidente de ayer llegaron desde el Colectivo Ecologista de Avilés. «Cuando no es una nube es una fuga o un vertido, no hay mes que no haya un accidente en unas instalaciones viejas que funcionan con una importante precariedad. La empresa tiene que tomar medidas decididas de mejora si quiere que las baterías sigan funcionando, no se puede permitir por más tiempo esta precariedad», manifestó su portavoz, Fructuoso Pontigo.
Con más de seis décadas en servicio, las baterías de cok de Avilés tienen fecha de caducidad. Arcelor tiene previsto apagarlas para siempre una vez estén plenamente en servicio las que proyecta construir en Gijón, más modernas y eficientes y sobre todo, menos contaminantes. La entrada en servicio se anunció para el año que viene, «pero a día de hoy las obras no han comenzado pese a que ya tienen todas las autorizaciones», subraya Pontigo.
Nueve meses después de la fuga de gas tóxico de abril del año pasado, el Principado no ha hecho públicas las conclusiones del expediente abierto a la empresa por un incidente calificado de «muy grave» que según manifestó podría acarrear una sanción de entre 200.000 y dos millones de euros. También se desconocen los resultados de las diligencias incoadas de oficio por la Fiscalía, con un plazo máximo de seis meses prorrogables.
«Los expedientes no valen. Son un engaño, acaban en nada o en una multa, por lo que sale mas barato contaminar que tomar las medidas necesarias para evitarlo. Estamos hablando de la salud de la población», reiteró Pontigo.
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