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BÁRBARA MENÉNDEZ
Jueves, 26 de enero 2017, 04:59
Toni Bright asegura que en su día a día intenta ser «normal», pero sus planes se ven truncados cuando la gente le reconoce y le pide que doble una cuchara en mitad de la calle. Son los inconvenientes de estar considerado por la crítica uno de los mejores ilusionistas de España. Este sábado, a las 20.30 horas, dejará boquiabiertos a los espectadores que se citen en el Centro Niemeyer, donde aún se pueden adquirir entradas por 18 euros.
-Ha dicho en más de una ocasión que no le gusta el término 'truco'.
-Siempre utilizo 'efecto' o 'juego' en su lugar. 'Truco' es una palabra fea, que da a entender que tienes algo trucado o falseado.
-Alguna vez ha comentado que sabe de compañeros que utilizan compinches.
-Sí, el Mago Pop, por ejemplo. Así hasta mi madre puede dedicarse a esto (risas). Para mí, esto ni es magia ni tiene ningún tipo de gracia o mérito. Es un timo, pero cada uno que haga lo que quiera. Hay gente que se está lucrando y haciendo millonaria a costa de esto. No todo en esta vida es dinero, más importantes son los valores y los principios.
-¿Cree que a veces la gente se obsesiona demasiado en descubrir cómo hace las cosas en lugar de disfrutar del espectáculo?
-Hay muchísima gente que se centra más en averiguar el cómo que en reflexionar sobre el qué. Estas personas son las mismas que en su vida intentan buscar un significado para todo en lugar de ir descubriendo y encontrando los pequeños detalles.
-¿Por qué el nombre de su última gira, 'Volver a creer'?
-Porque siempre digo que hay que volver a creer en las cosas que una vez dejamos de creer. Hay que tener pensamientos positivos, sentir e imaginar. Lo más importante y en lo que más tienes que creer es en ti mismo. Si eso es así, todo puede hacerse realidad.
-Más que magia, parece una charla motivacional.
-Es que tiene muchos conceptos sacados del 'coaching', que está tan de moda ahora. Yo les garantizo que saldrán con una sonrisa de oreja a oreja, no sólo por el espectáculo en sí, sino también por todo este positivismo.
-¿Cómo se aprende realmente a hacer magia o ilusionismo?
-Aquí no vamos ninguno a Hogwarts como en Harry Potter (risas). Es un aprendizaje autodidacta al 100%. Creo que eso es lo bonito en la vida, aprender las cosas por uno mismo, así cuando fallas eres consciente de qué cosas debes mejorar.
-¿Pero dónde ha encontrado los pasos a seguir, en algún libro o internet quizá?
-Cuando yo empecé ni siquiera existía internet. Ensayo, práctica, fallo y así en bucle hasta que das con la solución, con la 'tecla'.
-En los últimos años parece que ha habido un 'boom', la magia ha recobrado el prestigio e interés de antaño.
-La verdad es que las giras están funcionando bastante bien a nivel nacional. ¿'Boom'? No lo sé, la magia siempre ha existido y existirá y la gente siempre se queda alucinada con lo que hacemos magos e ilusionistas.
-Tendrá mil anécdotas, ¿qué es lo más curioso que le ha pasado durante un show?
-¡De todo! (risas) En mi Elche natal las personas me paran por la calle para preguntarme cuánto cuesta tal cosa. «Tú que eres mentalista lo deberías saber», dicen. Lo de que si sano a enfermos o hago curas en casa también me lo han preguntado mil veces y más de uno me ha pedido en plena calle que doble una cuchara. Siempre les digo lo mismo, que el único poder que tengo es el de saber entretener a la gente.
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