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BÁRBARA MENÉNDEZ
Lunes, 16 de enero 2017, 01:44
El trabajo del docente e investigador Carlos Nores Quesada es hoy en día más importante que nunca, cuando se calcula que la población de jabalíes en la región pasa de los 60.000 ejemplares. Además de impartir Zoología en la Universidad de Oviedo, es representante de la institución en el Consejo Regional de Caza del Principado de Asturias e investigador sobre la problemática del jabalí en las ciudades desde 1992. Esta tarde, a partir de las 20 horas, ofrecerá una ilustrativa conferencia en el marco del ciclo 'Ciencia y naturaleza' del Aula de Cultura de LA VOZ DE AVILÉS, en la que explicará a los presentes cómo las personas pueden cooperar con unos simples gestos a expulsar a los jabalíes de las urbes.
La problemática de los jabalíes en las urbes viene de lejos, pero parece que en los últimos años se ha acentuado.
Sí, el tema viene de muy lejos en diversos puntos de Europa e incluso Asia. Hay muchos más casos de los que pensamos, porque en la mayoría de ocasiones no pasan de ser una mera noticia en la sección de local. Que sepamos, en España hay hasta 93 ciudades identificadas que han registrado accidentes por la presencia del jabalí en los núcleos urbanos. La primera fue Barcelona en la época de los noventa y aquí llegó hace una década más o menos, aunque en los últimos dos años el problema ha adquirido más notoriedad. Oviedo es quizá uno de los puntos más conflictivos, pero en Avilés y comarca también se han registrado muchos casos últimamente.
En su conferencia va a hablar sobre la convivencia. ¿Cree entonces que ya no queda otra solución vista la 'plaga'?
Es que en gran parte la llegada y establecimiento del jabalí en las ciudades viene motivada por la interacción con las personas y la habituación a este nuevo entorno. Evidentemente, si cuando llegan encuentran alimento y ven que el ser humano no supone una amenaza, se quedarán. Por el contrario, si identifican rápidamente que este no es su hábitat natural y que en las ciudades no pueden sobrevivir, escaparán para volver a los montes.
Aquí se abre el tradicional debate. ¿Abatir o preservar y proteger a la especie animal?
Si los 'eliminamos', término que abarca tanto capturarlos para llevarlos lejos como matarlos, la solución, insisto, no deja de ser momentánea. Volvemos entonces al punto anterior, hace falta educar e informar a la gente porque la ciudad nunca dejará de ser un foco de atracción, especialmente por la comida que pueden encontrar en sitios como los contenedores. Si las personas están preparadas para gestionar estas situaciones, que pueden llegar a suponer un riesgo futuro, los animales jugarán con desventaja.
¿Defiende entonces que no se debe matar a los ejemplares?
Yo, como experto, doy a conocer todas las posibilidades que existen y lo que comporta cada una. Son las autoridades las que se tienen que posicionar para poder llegar a solucionar un complejo problema. En numerosas ciudades europeas los ayuntamientos ya han comenzado a editar folletos informativos, porque los ciudadanos están desinformados, especialmente si ven que a ellos no les afecta de manera directa .
¿Pero entiende las dos posturas?
Estamos en la encrucijada de siempre. Quien tiene al jabalí en la puerta de su casa, amenazando sus cosechas y puede que a sus hijos, no lo va a percibir igual que quien vive en el centro sin sufrir este problema día a día. Normalmente esta gente cae en el 'buenismo'. Los investigadores estamos intentando reunir el máximo de información para proponer la solución más eficaz y a la vez más popular posible.
¿Cuáles son los errores más comunes que cometen las personas cuando ven un jabalí?
Principalmente alimentarles, aunque ahora también se ha puesto de moda hacerse 'selfies'. Ambas cosas son peligrosas y pueden derivar en una situación de riesgo. También hay problemas de poca previsión. Por ejemplo, en mayo del año pasado un jabalí entró en el patio de un colegio de Oviedo porque las vallas no estaban preparadas para evitar su acceso, aunque el centro está en una zona periférica propicia a que lleguen los animales. Si se es consciente de estas realidades, es necesario tomar medidas antes de tener que lamentar daños graves.
¿Qué aconsejaría a alguien que se encuentra con uno de estos animales?
Que no hay que tener miedo, pero tampoco excesiva confianza. Entiendo que el miedo es libre y es una experiencia desagradable, sobre todo para la gente que lo vive de continuo, pero el jabalí tiene que saber que estás ahí a través de un comportamiento normal, sin aspavientos ni gritos.
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