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Darío Villanueva posa con Berna González, entrevistadora y conductora del encuentro.
«La historia de las lenguas es la de los préstamos continuos», defiende Villanueva

«La historia de las lenguas es la de los préstamos continuos», defiende Villanueva

La sala cine del Niemeyer se quedó pequeña para el encuentro con el director de la Real Academia Española, que refirió anécdotas muy celebradas por el público

C. DEL RÍO

Viernes, 2 de septiembre 2016, 04:54

El «papanatismo» que más subleva a Darío Villanueva, director de la Real Academia Española, es la adopción de anglicismos por esa creencia popular y «errónea» de que «suenan mejor», pero eso no lo convierte en un enemigo acérrimo de las influencias de otros idiomas en el español. El equilibrio está «en actuar con orgullo de lengua propia. No cerrarnos a la influencia de otros idiomas, pero tampoco abrazarlos como compañeros de toda la vida». «La historia de las lenguas es la de los préstamos continuos», resumió, y recordó que los españoles solo representan el 10% de los hispano hablantes, de ahí que haya que evitar «la tiranía hispano céntrica» en la selección de las palabras que se incluyen en cada edición del diccionario.

La aplaudida intervención de Villanueva, entrevistado por la escritora y periodista Berna González y que dejó sin asientos a un buen número de personas en la sala cine del Centro Niemeyer, estuvo salpicada de anécdotas que reforzaron la idea principal de su discurso y su defensa de la actuación de la Real Academia Española. La institución, recordó, no «inventa ni promociona» palabras, solo «incluye las consolidadas por la propia utilización».

Es un proceso continuo y lento, en el que hay que evitar esas que él llama «palabras-globo», porque suben con fuerza, pero se desinflan enseguida, «como fue 'pagafantas', que incluso dio título a un película». Hay otras, sin embargo, que se instauran con tal fuerza que hay que hacerles hueco en unos diccionarios que hasta ahora eran «limitados en espacio». El soporte digital, en el que ya están trabajando, no les obligará a enfrentarse al doloroso proceso de elegir qué palabra en desuso hay que eliminar en la próxima edición. Darío Villanueva confesó el truco de «la respiración boca a boca» que usan algunos de sus compañeros académicos para revivir una palabra, utilizándola de repente en todos sus escritos con el objetivo de que entre en el 'corpus' en el que se basa la RAE , el conjunto de textos, procedentes de diversas fuentes, al que acude la institución para examinar el uso y consolidación de una palabra. De todas formas, «ninguna palabra se pierde, las que se retiran se conservan en el diccionario histórico», tranquilizó.

El director de la RAE confirmó que los momentos más incómodos para la Academia son la inclusión de palabras o acepciones «políticamente incorrectas», pero es «un terreno donde no podemos transigir». «Nunca jamás censuraré al diccionario porque es propiedad del español y tiene que recoger lo que decimos, sea para bien o para mal; no podemos aceptar la corrección política», en relación a acepciones polémicas como alguna de gitano o de cáncer.

Por contra, las que más «felicidad» le reportan a Villanueva son «las que inventa una persona y consigue que se generalicen, como mileurista. Fue un acierto verbal tan grande que la gente empezó a usarla».

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