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A. S.
Miércoles, 20 de abril 2016, 03:26
Pasear por Avilés puede dar para muchas sorpresas, y no sólo las arquitectónicas que ofrece el casco histórico. El centro de la ciudad es también zona de espacios verdes, algunos poblados por aves, como es el caso del Parque de Ferrera, donde patos, ocas y cisnes campan a sus anchas en los alrededores del estanque. Lo que no es tan habitual es encontrarse un faisán como les ocurrió ayer a un buen número de peatones que caminaban al mediodía por la calle de La Muralla.
Dos jóvenes fueron los encargados de dar la alarma cuando se percataron de la existencia del ave entre la verja y la entrada al antiguo comercio de Confecciones Álvarez. Enseguida vieron que no era un ejemplar cualquiera de los que uno se puede topar en el centro de una ciudad como Avilés. Era un precioso faisán macho, cuya procedencia desconocían, pero que aparentaba estar herido y, sobre todo, aturdido, ya que no conseguía salir entre los barrotes de la verja, por donde había entrado hasta la puerta del comercio.
Lejos de sacar la correspondiente foto e irse, los jóvenes decidieron dar aviso a las autoridades, al comprobar que el faisán parecía estar herido ya que manaba sangre. Llamaron por teléfono al 112 y el servicio de emergencias puso también en alerta a la Policía Local de Avilés.
Hasta la zona se desplazó el Cepesma, que intentó rescatar al faisán, pero no lo consiguió al estar la verja cerrada, por lo que tuvo que irse hasta que la Policía Local contactó con los propietarios de la tienda para que abriesen la protección contra robos. El Cepesma regresó más tarde, pero se encontró con el hueco vacío. El faisán ya no estaba, se lo había llevado un guarda forestal del Gobierno del Principado, presumiblemente para analizar el estado de salud del ave y después devolverlo a su entorno natural.
Este tipo de faisanes suelen poblar los bosques de los alrededores de las ciudades, tanto si son salvajes como si proceden de alguna de las frecuentes sueltas que hacen las sociedades de cazadores en verano y otoño en sus correspondientes cotos de caza. Muchos faisanes consiguen sobrevivir a las escopetas, e incluso se reproducen en libertad. Lo que se desconocía, al menos hasta ayer, era su afición por el casco histórico avilesino.
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