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C. R.
Martes, 8 de marzo 2016, 04:52
La escritora Toti Martínez de Lezea desmitificó ayer la creencia popular sobre las brujas del siglo XVI en la conferencia 'Sabias y temidas: brujas, herboleras y curanderas', organizada por la Concejalía de Igualdad y pronunciada en el Palacio de Valdecarzana en el marco de los actos del Día Internacional de la Mujer. De Lezea afirmó que estas supuestas brujas eran «aldeanas indefensas» a las que, en un momento dado, concretamente en el siglo XVI, mientras «Miguel Ángel pintaba la Capilla Sixtina y Leonardo hacía otras maravillas por ahí», interesó convertir en objeto de persecución.
Comparó el proceso que llevó a cabo la Inquisición en España con el puesto en marcha en otros puntos de Europa («mucho mayor») y apuntó su hipótesis sobre la mala reputación que adquirieron de pronto estas mujeres «curanderas, parteras, que sí es cierto que incluían algunas tradiciones paganas, pero que no volaban en escoba ni emponzoñaban los ríos y aguas ni quemaban los campos ni convertían en estériles a hombres y mujeres».
De Lezea cree que se debió a un cúmulo de factores, entre otros, la baja demografía que dejó sin pagadores de impuestos a los poderes civil y eclesiástico y a la competencia desleal que hacían a los pocos médicos que había.
En cualquier caso, en su momento se creyó en la brujería y tuvieron lugar procesos como el de Zugarramurdi en el que emergió la figura del teólogo Alonso Salazar y Frías, disconforme con una sentencia que él firmó, pero que lo impulsó, previo permiso, a investigar por su cuenta y desmontar en un libro, punto por punto, las acusaciones de brujería.
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