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Bernat Soria, en una imagen de archivo .
«Con las células madre podemos intentar curar enfermedades que eran incurables»

«Con las células madre podemos intentar curar enfermedades que eran incurables»

Bernat Soria Exministro de Sanidad e investigador del Centro Andaluz de Biología Molecular

RUTH ARIAS

Domingo, 14 de febrero 2016, 03:47

Bernat Soria pasará a la historia por haber sido ministro de Sanidad pero, sobre todo, por haber sido uno de los pioneros a nivel mundial en la investigación con células madre embrionarias. Lleva toda una vida dedicado al estudio de la diabetes y de la terapia celular de esta enfermedad, y el equipo que lidera ha sido capaz de crear células productoras de insulina a partir de células madre humanas, todo un hito. Su trabajo le valió en su día la apertura de un expediente por parte del mismo ministerio que dirigió años después, pero ha supuesto una auténtica esperanza para los pacientes.

Con una gran maleta a cuestas, que incluye también el impulso de los comités de ética, llega mañana lunes a Avilés, donde abrirá a las 20 horas (hotel NH Collection Palacio de Avilés) el ciclo de charlas del Aula de Cultura de LA VOZ, que este mes está dedicado a la salud pública.

Lleva muchos años trabajando en la creación de células pancreáticas productoras de insulina a partir de células madre embrionarias. ¿En qué punto está?

El proyecto que me trajo a Andalucía era ese, hemos tardado diez años pero ya tenemos células humanas productoras de insulina, lo publicamos en abril del año pasado. Todo esto en el contexto de la Red de terapia celular y del Ciber de diabetes y metabolismo, y ahora vamos a publicar un procedimiento mejorado. Simplificando mucho, diría que hay cuatro o cinco grupos en esta situación en todo el mundo. Uno de ellos, en California, es una empresa llamada ViaCyte que ya ha implantado células progenitoras de célula beta pancreática en un paciente.

¿En que consiste exactamente esta terapia? ¿Cómo se aplicaría?

Las células que se han implantado son células progenitoras en un dispositivo debajo de la piel. Se espera que en unos meses maduren del todo y pasen a controlar el azúcar en sangre. Nuestra aproximación es disponer de células mas diferenciadas, más maduras, y también se implantarían debajo de la piel y dentro de un dispositivo.

¿Cuándo pueden esperar los pacientes que esas terapias puedan aplicarse? ¿Cuántos años calcula que faltan?

Es imposible poner fechas. Si todo va bien, el ensayo de California puede tardar unos cinco años en terminarse, pero mientras tanto espero que podamos disponer de células mejores.

¿Será una solución al alcance de todo el mundo?

El principal problema que veo ahora es que serán tratamientos muy caros y está en manos de una empresa. Se puede repetir el problema del Sovaldi y la Hepatitis C, pero multiplicado por cien. Yo ya me he posicionado internacionalmente para que sea un consorcio público-privado el que lleve este tema, pero por ahora es el sector privado es el que dispone de recursos, y después lo querrán rentabilizar.

¿Estaríamos hablando de curar la diabetes completamente o solo de mitigar sus efectos?

No es una curación como cuando se cura uno de una gripe, pero se parece bastante.

¿Qué ventajas pueden tener estas células embrionarias sobre el trasplante de islotes pancreáticos?

El trasplante de islotes tiene la limitación del número de donantes. Por poner cifras, en España, que es número uno en donación de órganos a nivel mundial, dispondríamos de unos 1.500 donantes al año, pero hay casi cuatro millones de diabéticos. Sin embargo, las células embrionarias tienen una capacidad de crecimiento ilimitado.

¿Puede tener esta línea de investigación aplicaciones para otras enfermedades?

Sin lugar a dudas y puede que incluso antes. No hay que olvidar que la diabetes no tiene curación, pero tiene tratamiento. En otras enfermedades no tenemos nada.

Se habla de las células madre como la gran solución para muchas enfermedades. ¿Es así? ¿Tienen tanto poder?

Sólo han pasado quince años desde que se publicó nuestro trabajo en el que se 'curaba la diabetes en los ratones' -así entrecomillado por favor, y en octubre de 2014 se implantaron estas células en un paciente diabético en California. Se trata de intentar curar enfermedades hasta ahora incurables, esa es la respuesta.

Usted ha tenido que trabajar al límite de lo legal. Las terapias con células humanas siguen generando controversia, pero, ¿ha cambiado esto en algo estos últimos años?

He procurado trabajar siempre dentro de los límites de la ley, y cuando no pude hacerlo en España me marché a Singapur. Los cambios legales realizados durante el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero han normalizado la situación, y actualmente no existen trabas legales. Ahora nuestros límites son nuestra propia capacidad intelectual y los recursos económicos

¿Va la legislación demasiado lenta? ¿Qué sentimientos percibe en la sociedad?

La legislación siempre va por detrás de la ciencia. Es imposible legislar sin saber de qué se trata. Creo que la sociedad sabe lo difícil que es descubrir algo nuevo, pero sobre todo agradecen el esfuerzo, especialmente los padres de niños enfermos.

¿Cómo debe enfrentarse un investigador a un dilema ético como este?

No les podemos pedir a los científicos que sean héroes. Algunos se enfrentan a la realidad y otros se buscan un campo de trabajo menos conflictivo. Cada cual es como es.

Los comités de ética

En los últimos años se han ido creando comités de ética en la investigación en comunidades autónomas, universidades... Es una fórmula que usted impulsó. ¿Cómo está viendo su evolución y su funcionamiento? ¿Qué papel deberían jugar en el futuro? ¿Corren el riesgo de ser arbitrarios?

Los comités de ética son una necesidad y deben formarse con expertos, con profesionales, con científicos y también con una representación de pacientes y de periodistas, por ejemplo. El problema es cuando dejamos la ética en manos de políticos o de confesiones religiosas que quieren imponer su punto de vista al resto.

¿Qué ocurre?

Que en vez de ayudarnos se convierten en administradores de nuestros miedos, ese ha sido su negocio en los últimos diez mil años. Por el contrario el método científico nos trajo los avances médicos y tecnológicos que han incrementado muy sensiblemente el bienestar, la calidad y la duración de nuestras vidas.

¿Qué diferencia existe entre usar células madre embrionarias o de otra procedencia, como de cordón, cuya obtención no presenta estos dilemas?

Las células de cordón son células fetales que quedaron dentro de la placenta y que después del parto se recogen y guardan congeladas. Son muy útiles para tratar enfermedades como la leucemia, pero en otros pacientes. El cordón es un material muy útil y en colaboración con científicos del Royal Free Hospital he registrado dos patentes que están siendo licenciadas. Cada célula tiene su utilidad. Mi aproximación siempre ha sido que hay que investigar lo que pueda ser bueno para el paciente, sin cerrar ninguna puerta.

En España se autorizaron los ensayos con células madre embrionarias en 2005, y la clonación terapéutica en 2007. ¿Qué avances se han hecho desde entonces?

No hay muchos grupos que trabajen con células embrionarias, pero si consideramos la terapia celular en su conjunto hay que señalar que, gracias a un programa de investigación no comercial que puse en marcha en 2007, España se convirtió en el país europeo con mas ensayos en terapia celular, nuestra Red TerCel es ejemplar y tiene muchos ensayos clínicos en marcha en diferentes áreas, enfermedades como la ELA (esclerosis lateral amiotrófica), el Crohn, la diabetes, la artritis... Dicho programa duró hasta que llegó doña Ana Mato.

¿Cómo ha influido la recesión económica en la marcha de las investigaciones realizadas con células madre?

Es muy difícil competir con grupos que tienen una financiación de 50 ó 100 millones de dólares para proyectos similares. Pero continuamos compitiendo.

Sobrevivir a los recortes

¿Su departamento ha sufrido recortes? ¿Cómo han afectado?

No les voy a contar mis penas, porque hay otros que están peor. En Cabimer tuvimos la suerte de tener un modelo de consorcio con un consejo rector con dos universidades, dos consejerías y el CSIC, y esto ha permitido distribuir el esfuerzo y que continuemos bastante vivos. Por otra parte, hemos conseguido de forma competitiva tres grandes proyectos europeos, un Advanced Research y dos ERC, proyectos de la Juvenile Diabetes Foundation de EEUU o también de empresas. Se han creado 3 o 4 'spin-offs', y todo esto ha permitido inyectar recursos y sobrevivir.

Durante la crisis se ha hablado mucho de cambiar el modelo productivo, pero lo cierto es que no se han hecho inversiones en investigación. ¿Estamos perdiendo una oportunidad?

Con el paso de los años empieza a cansar el mismo discurso de cambio de modelo productivo acompañado de la ausencia de voluntad política. Ya no les creo. No me refiero sólo a los políticos, sino también a los empresarios, cuyo último presidente está en la cárcel por estafa. Aquí se ha gastado el dinero en construir aeropuertos sin aviones y otras aventuras similares. Y claro que sí, hemos perdido muchas oportunidades, pero no hay que rendirse nunca.

¿Es culpa de todos?

Estamos en un país donde las familias se gastan el dinero en la comunión de sus hijos, pero no en su educación. Todos los ayuntamientos tienen una concejalía de fiestas, pero no una de becas. Los niños estudian en barracones, pero tenemos hermosos edificios diseñados por Calatrava. Esto no pasa en Suecia o en Alemania. La única solución es invertir en educación y en investigación.

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