La Noche Negra suena y se proyecta

Color en la noche más negra que los niños abrieron a golpe de cadera y pincel y los mayores cerraron en los conciertos que, hasta la madrugada, estaba previsto que se celebraran en un buen puñado de locales de Avilés. La de anoche fue la Noche Negra, la antítesis de la Blanca en su nomenclatura, pero no en su espíritu. Ambas usan el arte y la cultura en sus distintas manifestaciones como cebo de atracción en la búsqueda de un diálogo público siempre sorprendente.

Lo comprobaron las decenas de personas a las que ayer sorprendió 'Samhain visual black night, by Rob Loren', que vistió de colores y figuras la fachada del Ayuntamiento, con la plaza a oscuras para la ocasión. El público, con el paraguas en una mano y el teléfono móvil en otra, inmortalizaba la creación audiovisual del profesor Roberto Lorenzo que precisaba de tres grúas para su proyección. Un colorido y musical espectáculo que recordaba, a quien todavía no lo supiera, que Avilés se sumergía en una noche muy negra.

El arranque de los espectáculos audiovisuales fue simultáneo en la Plaza de España y en los vecinos Palacio de Valdecarzana y el Centro de Servicios Universitarios, aunque mucho menos llamativos estos dos últimos por realizarse en el interior.

Aunque para muchos sólo fue un bonito espectáculo visual, Roberto Lorenzo narró con su proyección sobre el edificio consistorial el 'Samhain', la fiesta de origen celta más importante de Europa hasta la llegada del cristianismo.

El epicentro de las actividades oficiales fue, sin embargo, la Factoría Cultural, en El Carbayedo, donde desde las cinco de la tarde hasta las dos de la madrugada no hubo ni un segundo de descanso. Comenzaron con actividades para niños, alumnos habituales de cerámica y pintura que ayer los cambiaron por talleres de teatro y de hip hop impartidos por el grupo de teatro Social del Patio y por Street Dance Chus West, respectivamente. Los pequeños, de entre cuatro y ocho años, quedaron muy impresionados con las piruetas de sus profesores, que enseguida los tranquilizaron y comenzaron a trabajar con ellos los movimientos más sencillos.

Los padres y abuelos que llevaron a sus hijos y nietos hasta la Factoría Cultural no se pudieron escaquear. Para ellos también hubo actividades de la mano de Samuel Armas, Ana de la Fuente y Diana Coanda que los pusieron a trabajar con planchas de poliuterano en la construcción de un colorista y geométrico Belén navideño, basado en la obra del artista Jean Dubuffet.

Para niños también fueron las actividades que a primera hora de la tarde se desarrollaron en la plaza de Santiago López con la 'obra tendida' del artista Nacho Suárez. Sus trabajos compartieron cuerda de tendal con los de unos críos que trabajaron afanosamente en retratos mayoritariamente de sus padres y con otra serie de creaciones con acuarelas.

La música fue otro de los pilares de una Noche Negra en la que también sumaron actividades muchos locales privados como La Terraza de Rivero, al que la lluvia obligó a suspender el espectáculo de danza, pero no la actuación de Rodrigo Cuevas, o el Lord Byron. Ambos mantienen, por otra parte, una programación continuada durante todo el año.

El Museo de Historia Urbana completó sus fondos con el dúo de fagots, el trío de clarinete, el cuarteto de cuerda y un guitarrista del conservatorio Julián Orbón, y sendas visitas guiadas que corrieron a cargo de las bailarinas de las escuelas de danza Teresa Tessier y Myriam Chamorro.

El Centro Niemeyer, que abrió gratuitamente sus exposiciones y cede la plaza hasta el domingo a la instalación 'Box Sensation' del colectivo DV (Diana Coanda y Víctor Velasco), la Escuela de Artes Oficios y su 'Juego Dadá' y la Escuela de Arte con su cursillo y demostración de cómo encontrar pistas en el arte, fueron otros de los lugares que se unieron para dotar de fuerza a esta última convocatoria de la Noche Negra.