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Vista de las rocas y la pared de la ría de Avilés en su margen izquierda, donde más han proliferado los mejillones neozelandeses.
El Puerto planta batalla a las especies        invasoras en la ría

El Puerto planta batalla a las especies invasoras en la ría

Un proyecto con la Universidad de Oviedo busca erradicar su alarmante expansión

SHEYLA GONZÁLEZ

Miércoles, 9 de septiembre 2015, 00:13

La Universidad de Oviedo, a través de su departamento de Biología y con la investigadora Laura Miralles al frente, estudiará la situación actual de las especies invasoras en la ría de Avilés en colaboración con la Autoridad Portuaria. En concreto, los investigadores pretenden hacer frente al mejillón pequeño marrón, que proviene de Nueva Zelanda y que en un corto espacio de tiempo ha pasado de suponer el 1% de esta especie en el total de la ría a ser más del 50%.

«Aunque puedan parecer cifras escandalosas, lo hemos cogido a tiempo, si lo dejamos unos meses más podría haber sido peor», explica la encargada del proyecto, Laura Miralles, que indica que en otros países esta especie ha llegado a causar «millones de dólares de pérdidas porque pueden llegar a acabar con estructuras».

La Universidad detectó el problema en 2014 a través de la tesis de uno de sus alumnos y lo confirmó este año con otra tesis. Esta especie marina invasora ha conseguido competir y ganar a las especies autóctonas que han sido desplazadas de su hábitat natural. Laura Miralles, que participó ayer en una jornada divulgativa sobre estas especies en Salinas, explicó que los mejillones pequeños marrones, cuyo nombre científico es 'Xenostrobus securis', provienen de Australia y Nueva Zelanda y que probablemente «hayan llegado a la ría pegados al caso de alguno de los barcos que atracan en ella para descargar o bien en las aguas de sentinas de los cargueros». La característica común de todas estas especies es su «rápida expansión y la capacidad que tienen de acabar con las especies que estaban antes en ese lugar», indicó la bióloga.

Laura Miralles comenzará a trabajar con el Puerto el próximo mes en un proyecto con el que pretenden, en primer lugar, «trabajar sobre el terreno para monitorizar las zonas en las que está establecido para poder saber más de las especies que se han establecido en el estuario, aunque a día de hoy por los estudios que hemos hecho solo hemos detectado el mejillón neozelandés». Desde el Puerto han puesto «todo de su parte para que toda esta situación mejore y se han implicado mucho con el problema», explica Miralles.

La bióloga aseguró ayer que después de saber en qué zonas se han expandido es importante trasladar a las empresas que están implantadas en la ría la información necesaria para hacer frente a las posibles consecuencias de los asentamientos. «Las especies invasoras, como los mejillones pequeños marrones, pueden llegar a establecerse en estructuras o tuberías y colapsarlas de tal manera que pueden causar problemas graves a las empresas», afirmó Laura Miralles, que además hizo hincapié en la necesidad de detectar «lo más rápido posible» el asentamiento de estos invasores, «si se detecta a tiempo puede ahorrar muchos problemas y dinero».

Actualmente la ría de Avilés ha visto como esta especie de mejillón se ha asentado en sus rocas y paredes algo que podría suponer la necesidad de un gran presupuesto de dinero para su erradicación. «Dentro del proyecto que tenemos estudiaremos las vías posibles para frenar y erradicar a las especies que ya están instaladas pero es algo que no se puede asegurar al cien por cien, porque muchas especies es imposible su eliminación».

Laura Miralles y su equipo buscarán voluntarios para ayudar en la erradicación de esta especie y a la vez «concienciar a la población». En la ría de Avilés la zona más afectada corresponde a la margen izquierda, desde el cauce alto hasta la propia bocana de la ría. «Hay muchos más cerca del río porque esta especie prefiere una salinidad baja pero se pueden ver por toda la ría, aunque en menor medida en la margen derecha, que está menos afectada», explica la investigadora.

Dentro del proyecto, que tendrá una duración de tres meses, se limpiarán los focos del mejillón pequeño marrón así como los pantalanes, que son zonas donde más se ha visto la proliferación pero esta limpieza no asegura su eficacia cien por cien, ya que «hay que seguir vigilando porque una cosa es lo que se ve desde la superficie y otra la que hay en el fondo, puede que limpiemos la ría en las zonas más visibles y estén asentados en el fondo y vuelvan a proliferar. Es muy importante seguir con la vigilancia».

El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente habla sobre esta especie en su página web y alerta de que puede «fijarse sobre cualquier tipo de sustrato duro sumergido o parcialmente emergido, o en conchas de ostra u ocasionalmente en grietas y agujeros en fondos arenosos o fangosos. Forman densas agrupaciones de hasta 50.000 individuos por metro cuadrado».

Daños en el ecosistema

Además del propio asentamiento y de acabar con las especies autóctonas, las especies invasoras «suponen problemas medioambientales porque cambian el ecosistema de la ría y además pueden ser portadoras de enfermedades, por eso hay que tener mucho cuidado con ellas», indica la bióloga Laura Miralles. Una afirmación que suscribe el ministerio, que afirma que «puede tener un impacto negativo en los ecosistemas fluviales y de estuarios cuando se convierte en invasora, cubriendo los sedimentos blandos y afectando a los organismos infaunales. Además, son portadores del protozoo parásito 'Marteilia refringens'».

Igual que comentó la bióloga Laura Miralles, el ministerio informa que en «las medidas de control se destaca que la erradicación de esta especie del medio no es factible en la actualidad debido a su pequeño tamaño y al gran números de individuos que forman nuevas poblaciones».

La expansión de estas especies marinas invasoras es derivada de la «acción del ser humano», comenta Miralles que en muchas ocasiones las personas «ven especies que no estaban ahí antes y no hacen nada y por qué estén ahí no significa que sean buenas. Hay que avisar porque es muy importante la prevención para evitar que se dispersen».

Prevención

La investigadora de la Universidad de Oviedo lleva un año trabajando en el proyecto 'Alertools' que está financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad dentro de la convocatoria 'Retos de la Sociedad'. «Con este proyecto estamos estudiando las especies, sus causas y sus consecuencias», explicó Laura Miralles. Una de las principales apuestas de su proyecto es divulgar esta problemática para que los ciudadanos puedan avisar «de manera temprana» para poder hacerle frente. Además, de los grupos de voluntarios que se formarán, la investigadora ha comenzado a divulgar información sobre estas especies.

Dentro de la campaña de información se celebró ayer la jornada divulgativa en Salinas en la que Laura Miralles enseñó a los niños y adultos a identificar las especies marinas invasoras a través de juegos en los que se debían de separar las especies nativas de las invasoras, poniendo ejemplos prácticos a través de una presentación de fotografías. Además, todos los asistentes se llevaron a casa un carné simbólico en el que se les nombra 'surfistas vigilantes del mar'.

Aunque en la ría de Avilés se han detectado solo los moluscos de Nueva Zelanda, es fácil observar otras especies invasoras, aunque no sean marinas, en la comarca. «Hay más de cien plantas invasoras como el plumero de La Pampa, que se ha arraigado también en la comarca», indica Laura Miralles. Estos plumeros invasores han nacido en diferentes terrenos de Avilés y comarca pero la investigadora hace hincapié en su nacimiento dentro de los terrenos de Maqua. «Igual que el resto de especies su expansión es muy rápida, es fácil ir en coche y ver alguno de estos plumeros en los arcenes y repito no porque se nos haga común verlos ahí son buenos porque estas plantas han desplazado a las que anteriormente estaban ahí», explica la investigadora de la Universidad de Oviedo.

El equipo de Laura Miralles comenzará a trabajar en la ría a comienzos del próximo mes y estarán en el estuario hasta el mes de diciembre, cuando acabarán los primeros trabajos. «En principio estaré yo y una compañera con los primeros trabajos y después ya contaremos con más gente que nos ayude a erradicar los focos. La verdad es que desde el Puerto han puesto todo de su parte y el trabajo se podrá realizar sin problemas», afirmó la bióloga de la Universidad de Oviedo.

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