«Prudencia: un divertido día de playa puede convertirse en el peor de tu vida»

«Habíamos acabado una hora más tarde de lo habitual por otra incidencia ocurrida al otro lado de la playa. Cuando terminamos vinimos a tomar una cerveza a 'La Luna' y desde aquí vimos que el grupo se estaba ahogando». Así comenzó una trepidante operación de rescate con cuatro protagonistas indiscutibles que ayer acaparaban la atención de los medios. Había que poner nombre y cara a esas cuatro personas que arriesgaron su vida para cumplir con su obligación moral más que profesional. Son el coordinador del Servicio de Salvamento de Castrillón, Ignacio Flórez; el socorrista, Marcos Rodríguez; y los policías locales Ricardo González y Alejandro Cartategui, ambos de servicio y que se encontraban de casualidad en la zona.

«Terminé extenuado», confiesa un Marcos Rodríguez que desde el mismo martes comenzó a recibir alabanzas por su encomiable actuación, en la que prescindió de la tabla de surf para sacar a nado a la joven Ángela M. Martínez.

Todo comenzó tras una indicación de su jefe, de Ignacio Flórez, que fue el primero que advirtió que algo iba mal en la zona de El Espartal. Mientras Marcos Rodríguez comenzó a correr hacia el lugar y 'robó' una tabla de surf por el camino, Flórez se dirigió a por la moto de agua y a solicitar medios y efectivos al 112. Los policías locales, Ricardo González y Alejandro Cartategui, que se encontraban cerca, siguieron al socorrista y el segundo hasta se metió en el mar a ayudar a sacar a los chicos mientras el primero organizaba una cadena humana con los primeros sanitarios que se acercaron a la zona, para coordinar un operativo.

Marcos Rodríguez, de 31 años, buen conocedor de la playa, surfero y socorrista desde hace 14 años, llegó el primero. «Vi que un chico sujetaba por el pelo a una chica totalmente sumergida, decidí sacarla a ella porque me pareció que estaba peor», relata. Subió a la tabla al varón y peleó con el mar por sacar a Ángela a nado. Fue agotador.

«Cuando llegué, él había sacado a una chica, comenzó a sacar a otro de ellos con ayuda del policía y yo saqué a otros dos», explica Flórez. La quinta fue rescatada por el Helimer, el helicóptero de Salvamento Marítimo.

Ambos, algo abrumados, quitaban importancia a su hazaña. «No siento nada especial, es mi trabajo, lo haces por inercia, yo creo que todo el mundo en mi lugar hubiera hecho lo mismo», comenta con naturalidad Rodríguez. Él secunda a su jefe en las advertencias de precaución: «Es raro el día de playa que no sacamos a alguien, hay que tener conciencia de que esta playa es muy peligrosa y un día divertido puede convertirse en el peor de tu vida».

En ello insiste Ignacio Flórez cada dos por tres. Hasta casi considerarse cansino. «La gente no se da cuenta del peligro, por eso lanzamos mensajes sin parar. El martes fueron especialmente intensos porque el mar estaba mal y habíamos estado todo el día interviniendo en el agua, por eso cuando concluimos el servicio volvimos a aconsejar a la gente que saliera del agua».

«Todos nos pusimos en peligro, Marcos el que más», añade el coordinador del servicio que no recuerda otro rescate con tantos implicados, pero sí uno de 2010, aunque «de similares características: fuera de hora, complicado y bastante malo en general, sin ayuda de helicóptero, además».

Ayer, día nublado y lluvioso, pudieron disfrutar de una jornada tranquila. La merecían y la necesitaban. El esfuerzo y las emociones habían sido intensas. Y los medios de comunicación, claro, porque ayer había que atender a la prensa, ávida de ofrecer a sus lectores ejemplos de profesionalidad y vocación.

Cabe señalar que las playas de Salinas y San Juan contaban el martes con once socorristas, un número que se antoja un tanto justo para los miles de usuarios que se pueden registrar un día de sol. Y el servicio termina a las 19.30 horas. Dos datos que, no obstante, no empañaron los parabienes recibidos y que incluyeron el reconocimiento de la concejala de Interior, Policía, Tráfico y Seguridad Ciudadana de Castrillón, Mar González, entre otros.