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FERNANDO DEL BUSTO
Martes, 5 de mayo 2015, 00:38
El Hospital San Agustín ya cuenta con una unidad de Endocrinología Pediátrica y Diabetes que servirá como centro de referencia para el seguimiento de la diabetes infantil, de la que existen 175 casos diagnosticados en la región, de los que cerca del 30% son niños del Área Sanitaria de Avilés. En la actualidad, ya atienden a medio centenar de menores de toda la comunidad.
«La unidad nos permitirá ofrecer a todos los niños de Asturias una asistencia personalizada y con un equipo multidisciplinar», destacó Lidia Clara Rodríguez, directora de Asistencia Sanitaria en el Área Sanitaria III.
Por su parte, la jefa del servicio de Pediatría, Isolina Riaño, destacó que la nueva organización «viene a sumar. Es una posibilidad que tienen los pediatras de otros hospitales de contar con un centro de referencia para los casos de niños con diabetes. Se trata de una enfermedad crónica. Con un correcto apoyo, el niño diabético no tiene ningún tipo de problemas para hacer una vida normal. La unidad se crea para sumar y ayudar a los niños, esa es nuestra prioridad».
Bombas de insulina
La puesta en marcha de la unidad es el fruto de un largo trabajo que, a lo largo del año pasado, implicó una formación específica tanto para la jefa del servicio de Pediatría, la doctora Isolina Riaño, como a diferentes especialistas y personal de enfermería, claves en el seguimiento del menor y su familia, del servicio para impulsar diferentes cambios. Entre ellos, el más espectacular es la utilización de la bomba de insulina en menores que el Servicio de Salud del Principado incorpora a su cartera de servicios.
La bomba de insulina representa un incremento de los recursos disponibles para el tratamiento de la enfermedad. Hasta el momento, ya se han puesto cuatro bombas en la región, dos a niños de Oviedo y dos a niños del Área Sanitaria III, con distribución paritaria en cuanto al sexo, si bien, remarcó la doctora Riaño, «fue algo casual, no se buscó».
La previsión del servicio es que, a lo largo del año, puedan aplicarse en cuatro o seis pacientes más. En todo caso, con edades por debajo de los seis años.
«Esta demostrado que, en aquellos casos donde se dan las condiciones adecuadas, la bomba de insulina es mucho más eficaz para el seguimiento de la diabetes infantil que el tratamiento convencional», explicó la doctora Ana Cristina García Dehli. De un tamaño similar a un teléfono móvil, la bomba de insulina se conecta al cuerpo mediante un catéter y aporta la insulina que necesita el menor en ritmos y cantidades programadas previamente. De igual manera, la dosis puede modificarse sobre la marcha si se producen acontecimientos imprevistos. La bomba necesita recargarse de insulina a los tres días. De esta manera, el menor diabético puede realizar su vida con total autonomía y con la ventaja de eliminar hasta quince pinchazos gracias al catéter.
«La bomba de insulina es una gran ventaja en niños muy pequeños, como las primeras aplicadas en Asturias, y también en diabetes difíciles de controlar», explica la doctora Riaño. También son aconsejables en casos cuando se deben recibir muchas dosis de insulina y para evitar rechazos de los pacientes y niños que resulten complejos de controlar. «Su aplicación es una decisión clínica, no existe ningún otro límite», destacó Lidia Clara Rodríguez.
La decisión de los facultativos de optar por una bomba de insulina se basa en diferentes parámetros clínicos. Mucha de esa información la logran a través de la medición subcutánea continua de la glucosa. Es otra tecnología novedosa que se aplica en el servicio de forma paralela a la bomba de insulina. Se trata de un pequeño aparato conectado al cuerpo del paciente por un sencillo cateterismo. Durante una semana, registra todos los datos sobre la absorción de la glucosa por el organismo.
«Nos facilita una información muy útil para el seguimiento de la diabetes. El sistema tradicional de un pinchazo te da los datos de ese momento. Con esta información, disponemos de todo el perfil. Podemos saber lo que sucede de noche, antes de comer. Es un registro muy completo y permite fijar de una manera mucho más exacta la insulina que debe recibir», destaca la doctora Dehli.
La decisión de prescribir la bomba de insulina obliga, además, a un trabajo previo del equipo y también de la familia. «Viene a ser una media de dos meses de preparación, entre el tiempo que se necesita para estudiar el caso y también formar a la familia que tiene que aprender diferentes conceptos para poder manejar de forma adecuada la bomba de insulina», comenta Isolina Riaño. Los especialistas recordaron que la familia es imprescindible en el seguimiento de la diabetes infantil.
«Nuevas formas de trabajar»
La puesta en marcha de la unidad también ha servido para aplicar «nuevas formar de trabajar» para aprovechar al máximo todo el potencial de las nuevas tecnologías y el hecho de ser el centro de referencia en el Principado. «Ha sido posible gracias a la implicación de todo el equipo que nos ha permitido romper la rutina de hacer lo de siempre», aseguró la doctora Riaño.
Por ejemplo se ha convertido en algo habitual que las familias puedan hacer consultas de forma directa al servicio mediante correo electrónico y también por WhatsApp.
El servicio también ha incorporado a su actividad la relación directa con sus homólogos en Atención Primaria. No sólo reciben una formación específica (desde hace dos años se organizan talleres específicos), sino que acuden a ellos cuando se diagnostica un nuevo caso.
«Cuando se produce un nuevo diagnóstico, contactamos con el médico y la enfermera de Atención Primaria para trabajar de forma conjunta», explica la doctora Riaño. Además, se acude, junto con los especialistas de Atención Primaria, al centro escolar donde se matricula el niño para explicar las características de la enfermedad y la manera de abordarla de manera que el paciente viva la etapa escolar con total normalidad. «Hasta ahora estamos teniendo una respuesta excelente», asegura la jefa del servicio de Pediatría del Hospital San Agustín.
Y se mantienen las habituales líneas de trabajo con las familias. La semana pasada, por ejemplo, se impartió un taller sobre la alimentación y, de forma periódica, se mantendrá el trabajo con las familias. La implicación del servicio se demuestra en hechos concretos como la participación de la doctora Riaño en los campamentos de verano para jóvenes de la Asociación de Diabéticos del Principado.
Además, se abren nuevas perspectivas hacia el futuro. «El pasado abril, en el congreso nacional de la Sociedad Española de Diabetes se presentó la nueva generación bombas de insulina que unen en un mismo aparato el medidor subcutáneo con la bomba. En la actualidad es lo más parecido que existe a un páncreas artificial», comenta la doctora Riaño. O estudios como la investigación que dirige la doctora Begoña Mayoral sobre la prevalencia de la diabetes tipo I. «Todo apunta a que la prevalencia en Asturias es más baja que en España, lo que indica campos para investigar», concluye la doctora Riaño.
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