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José Fernando Galán
Lunes, 2 de febrero 2015, 00:53
Doñana es un complejo mosaico de paisajes que alberga una biodiversidad única, un extenso espacio natural ubicado en las provincias de Huelva y Sevilla en el que conviven una amplia variedad de espacies vegetales y animales. Con una superficie de 108.086 hectáreas (54.251 en el Parque Nacional, declarado como tal en 1969, y 53.835 en el Parque Natural que lo rodea, creado en 1989 y ampliado en 1997) su estratégica ubicación, entre Europa y África y el Atlántico y el Mediterráneo, y sus marismas lo convierten en un importante lugar de paso, cría e invernada para miles de aves. También es uno de los últimos reductos para especies como el lince ibérico o el águila imperial ibérica, ambas en peligro de extinción.
Fernando Ibáñez Fernández de Angulo hablará hoy de Doñana en el Aula de Cultura de LA VOZ DE AVILÉS. La charla, cuarta de las cinco que integran el segundo ciclo 'Ciencia y Naturaleza', organizado con la colaboración del Grupo Ornitológico Mavea, el patrocinio de Cafés Toscaf y bajo la coordinación de Armando Arias, se celebrará en el escenario habitual, el Centro de Estudios Universitarios, en la calle de La Ferrería, con libre acceso. El único cambio radica en la hora, ocho de la tarde, quince minutos antes de la habitual.
Ibáñez vive y trabaja en Doñana. Contactó con el parque en 1980, como voluntario, cinco años después entró a formar parte de la estación biológica como ornitólogo del equipo de seguimiento y desde hace nueve es técnico responsable de la reserva biológica. «Trabajo por y para la conservación de Doñana. Como empleado de la administración pública tengo el privilegio de trabajar para mi país y para la conservación de la naturaleza», manifestó ayer a LA VOZ Ibáñez, que, al margen de su trabajo en el parque, ha participado en numerosas expediciones científicas a lugares como Australia, la Antártida o los Llanos de Venezuela.
Doñana «es la cuna de la conservación de la naturaleza en España y prácticamente en Europa», y no está exenta de amenazas. «Hay una serie de factores socioeconómicos que condicionan su conservación. Los más importantes son los intereses de los pueblos del entorno, la explotación del gran acuífero, uno de los mayores de Europa, que está bajo su suelo y la agricultura, que va de la mano del agua. También están el tema 'rociero' -la aldea de El Rocío, visitada por cientos de miles de personas al año, está en el interior del parque- y otros factores que condicionan o supeditan la conservación».
Con todo, Ibáñez se niega a hablar de conflicto entre el parque y los hombres que habitan en él y en su entorno, o que lo visitan. «La relación cada día es mejor. No sólo hay que conservar Doñana para salvar al lince, al pato o al águila imperial, también por la riqueza que genera a través del turismo, y que repercute directamente en la zona», manifestó.
Ibáñez dedicará los primeros minutos de la conferencia a esbozar los ecosistemas que componen el parque. Los pinares de pinos piñoneros y el denso matorral mediterráneo que proporcionan un hábitat adecuado al emblemático lince ibérico y al águila imperial, las dunas fósiles del Asperillo, que discurre paralelo a la costa, la playa, y sobre todo las aguas someras de la Marisma Gallega, el Lucio del Cangrejo y las Marismas de Bonanza, en la que se alimentan y crían innumerables aves.
La mano del hombre
A continuación centrará su intervención en explicar la relación entre el hombre y Doñana. «La mano del hombre ha modulado Doñana desde sus inicios, en el Neolítico», dijo al respecto. «También quiero hablar de mi vivencia personal, de los 34 años que llevo viviendo en Doñana, contar anécdotas que además de aportar información agilizarán la conferencia, haciéndola, al menos eso espero, didáctica, y al mismo tiempo atractiva». Tras la conferencia, el público podrá formular preguntas.
El mensaje que lanzará Ibáñez esta tarde en el Aula de Cultura de LA VOZ será claro. «España atesora una riqueza natural envidiable. No solo es Doñana, también las tablas de Daimiel, los Picos de Europa y tantos y tantos lugares. Y tenemos la obligación de conservarla», concluyó Ibáñez.
Doñana está considerada la mayor reserva ecológica de Europa y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994.
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