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BORJA PINO
Domingo, 14 de diciembre 2014, 00:50
Para quienes dedican su tiempo a la creación de cualquier clase de obras culturales o artísticas, tan importante como la formación y la inspiración es el espacio en que desarrollan su trabajo. Un entorno alegre, armónico y atractivo facilita cualquier esfuerzo, algo que los alumnos de las especialidades de Conservación y Restauración de la Escuela Superior de Arte del Principado, sitas en las dependencias del instituto de Valliniello, llevan echando en falta desde hace años. Por ello, a partir del próximo martes, siete estudiantes de este centro, coordinadas por los profesores Job Sánchez, de Diseño, y Soraya Andrés, de Restauración, iniciarán un proyecto para repintar y decorar tanto el interior como el exterior del edificio.
Precisamente por el hecho de ser una iniciativa que repercutirá sobre el conjunto de la escuela, la búsqueda de alumnos interesados se ha basado en la presentación de voluntarios. Y las estudiantes que han dado el paso al frente han sido Daria Fedotova, Tania Suena, Sara Díaz, Daniela Porpota, Patricia Barreda, Mónica Arias y Ana María Andrés. Esta última reconoce abiertamente que, en su estado actual, el edificio «espanta bastante, es muy tétrico y deja a la gente un poco asustada. Si fuese algo un poco más alegre estaría bien, porque nos motivaría más».
Con el equipo ya constituido y cohesionado, el siguiente paso será que ambos profesores se reúnan con las jóvenes voluntarias para, juntos, presentar unas líneas de trabajo concretas. Sin embargo, de lo que no cabe ninguna duda es de los espacios sobre los que se va a operar. Así, todas las paredes de la cafetería del centro recibirán un aporte de color, al igual que la fachada exterior del lado de la entrada. Por último, se cubrirán con vinilos las ventanas de una serie de aulas que, en la actualidad, están en desuso.
«Algunas de las paredes cuentan con azulejos que siguen una gama cromática, y vamos a intentar aprovecharlos para jugar con ellos, para usarlos como hilo conductor del resto del trabajo», explica Ana Andrés. Sobre esa base, tanto ella como sus compañeras y profesores realizarán una labor de pintura abstracta, empleando en ella una combinación de diversas figuras geométricas perfiladas en distintos colores, todos ellos alegres y luminosos. «De momento, sólo podemos pintar, no recurrir a esculturas o a piezas sólidas; si hubiese más presupuesto, nos gustaría poner algo así», admite Andrés.
Una ver su esfuerzo concluya -a finales del trimestre en curso, si se cumplen las estimaciones iniciales-, el ahora gris y poco atractivo complejo gozará, según el profesor Job Sánchez, de una apariencia «más humana, más grata y dinámica». Un resultado que todos confían en que multiplique la inspiración de las jóvenes promesas del arte que se forman entre sus muros.
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