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BORJA PINO
Sábado, 20 de septiembre 2014, 00:40
En apenas una década, la telefonía móvil ha pasado de ser un lujo en manos de los ciudadanos más pudientes a convertirse en una herramienta indispensable para la realización de los quehaceres cotidianos. Germán Pérez García, Fundador y propietario, a sus 25 años, de la tienda de venta y reparación de dispositivos digitales MamaAndroid, es plenamente consciente de ello. Y es precisamente por la asunción de esa importancia por lo que este joven emprendedor avilesino se ha embarcado en la aventura de poner a la venta un teléfono móvil construido en base a sus requerimientos, y que lucirá su propia marca: el MamaAndroid G1, un 'smartphone' de fabricación china que verá la luz en apenas un mes, y el primero nacido de la mente de un asturiano.
Las características técnicas de este sistema constituyen una combinación equilibrada de calidad, precio y atractivo estético. «Mi móvil es una máquina no muy cara, bastante potente y, sobre todo, única. No puede compararse con nada que haya ahora mismo en el mercado», apunta Pérez. Un compendio de prestaciones que ya ha despertado el interés de varios vendedores de telefonía nacionales, y con el que su ideador pretende «afianzar mi negocio por medio de la exclusividad; invertir en un teléfono propio es más barato que abrir tres tiendas, y cuando la gente tenga en sus manos el resultado no verá sólo un teléfono, sino un MamaAndroid».
Pero la consecución de su objetivo no ha estado libre de obstáculos. Incapaz de encontrar en Europa los componentes necesarios para la fabricación en cadena del móvil, en los últimos días Pérez hubo de desplazarse en persona a China, al laberinto tecnológico que es la ciudad de Shenzhen, para tratar cara a cara con los empresarios asiáticos. «Allí hay empresas que fabrican móviles a la carta, según las características que uno les diga. Les di mi proyecto y ellos aportaron los componentes, el 'hardware' y el 'software'. Una vez acabados, me los mandan y yo los distribuyo».
Es en ese punto donde el joven empresario local ha tenido la oportunidad de conocer de primera mano la realidad de los negocios en el país que aspira a ser la primera potencia económica mundial. «Aquello no es España. Si intentas comprar una pieza no te hacen caso, sólo les interesa vender muchas cantidades de un mismo producto. Son mayoristas por naturaleza y muy reservados al principio», asevera.
No obstante, esa concepción oriental de la fabricación y distribución no oculta lo que para Pérez son serios handicaps que, a largo plazo, pueden lastrar el desarrollo del país. «Allí el I+D+i no es nada. Tienen muchas factorías y muchos trabajadores, pero no se preocupan por innovar, sólo hacen copias de productos occidentales», apostilla. Además, «no son eficientes, porque un trabajo que aquí podría realizar un único empleado, allí lo hacen cuatro».
Con todo, los vientos parecen soplar favorables para el avilesino. Para materializar su idea ha elegido un momento en el que los grandes fabricantes de dispositivos móviles ven mermar sus ventas por el auge de la tecnología de 'marcas blancas', procedente, generalmente, del gigante asiático. «Los chinos ofrecen sus productos a precios unitarios muy bajos, que es lo que la gente quiere ahora que hay crisis, esa es su gran ventaja, porque no invierten en publicidad», reconoce. A favor de los industriales chinos juega, además del precio, «el que, aunque sus controles de calidad son menos exhaustivos, es fácil y barato conseguir repuestos».
Por el momento, y mientras aguarda a que la primera partida del MamaAndroid G1 esté en su poder, Pérez reconoce sentirse satisfecho con este paso arriesgado, aunque también prometedor.
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