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P. LAMADRID
GIJÓN.
Domingo, 11 de marzo 2018, 03:15
Hoy se cumplen diez días de angustia para la familia de Lorena Torre, la gijonesa de 40 años que desapareció al finalizar su jornada laboral en un centro comercial de Porceyo. «Seguimos buscando un día más. Te levantas con la esperanza de que sea el ... día en que aparezca. Conforme van pasando las horas, vas perdiendo un poco de moral, pero hay que seguir adelante. No queda otra», aseguró ayer Casimiro Torre, el padre de Lorena, que un día más participó en el dispositivo de búsqueda.
Cuarenta efectivos (agentes de las Brigadas de Policía Judicial y Seguridad Ciudadana de Gijón, voluntarios de Protección Civil y agentes de la Policía local), que rastrean los caminos y acantilados del entorno de El Rinconín, cerca de donde se encontró el coche de Lorena, con sus pertenencias dentro. Por la mar, realizan la búsqueda miembros del Cuerpo de Bomberos de Gijón y por aire el helicóptero del Servicio de Emergencias del Principado (SEPA) y el Helimer de Salvamento Marítimo. Las fuertes rachas de viento entorpecieron el operativo, pero pudo rastrear la costa durante varias horas. «Mañana me dicen que va a hacer temporal en la mar y que puede ser incluso bueno porque, si por casualidad estuviera en el fondo, puede salir a flote», indicó Casimiro entre lágrimas. Pese al dolor y el agotamiento, la familia continúa buscando pistas del paradero de su hija. «Uno va aceptando en su fuero interno, pero siempre quieres tener un hilo de esperanza», apuntó el padre de Lorena. También se sumó al dispositivo el exconsejero Graciano Torre, tío de la desaparecida.
Sin rastro: Lorena Torre fue vista por última vez el 1 de marzo al salir del trabajo.
Coche en la Ería: dejó aparcado su turismo frente al Bellavista.
Investigación: los indicios recogidos por la Policía Nacional apuntan a un acto voluntario.
Casimiro Torre incluso se desplazó a la zona de Serín para intentar hallar alguna pista de su hija. «La verdad es que está lleno de gente caminando y había incluso buzos de pesca deportiva, así que, si está por ahí, lo más fácil es que se vea. Pero quién sabe si está aquí o diez kilómetros más allá», indicó. La espera es «cada día peor, insufrible».
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