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TERRY BASTERRA
CARREÑA.
Jueves, 2 de noviembre 2017, 03:37
Tres años de un esfuerzo conjunto que han culminado en un fulgurante ataque de cuatro días. El equipo de '17 Picos 17 Simas' acaba de lograr una gesta que solo se había conseguido con anterioridad en una ocasión: llegar al final de la sima más profunda de España, la Torca del Cerro del Cuevón, situada en los Picos de Europa, en el término municipal de Cabrales, y que se adentra en las entrañas de la tierra hasta los 1.589 metros de profundidad.
Dos han sido los expertos que han culminado este reto deportivo y científico de un equipo integrado por cerca de 40 personas. Carlos Flores y Bernat Escrivá lograron durante el fin de semana atravesar el estrechísimo paso conocido como Olvidar, a menos 1.200 metros, y que les obligó a darse la vuelta hace unas semanas.
Una vez superado siguieron descendiendo hasta los 1.500 metros negativos. Allí llegaron al lugar por donde discurre un río subterráneo que quiere explorar el próximo año. Saben que a un kilómetro avanzando por la galería por la que transita el cauce hay un sifón que baja hasta los menos 1.589 metros. También que existe una cascada que podría adentrase aún más en las profundidades y eso es lo que quieren comprobar en 2018.
De momento estos espeleólogos ta han conseguido igualar al equipo franco-español que batió en esta sima cabraliega el récord nacional de profundidad en 1.998. También han logrado llevar hasta los menos 1.500 metros uno de los dispositivos cedidos por el Instituto Geológico Minero de España (IGME) para que tomase medidas sobre la temperatura y gases con el fin de comparar estos datos con los obtenidos en otras cavidades del país, algunas de ellas con actividad sísmica.
La Torca del Cerro de Cuevón está considerada una de las grutas más técnicas del mundo y es comparada por los expertos con un 'ochomil' de los difíciles. En su descenso los espeleólogos se han tenido que enfrentar a tramos de escalada, cascadas, pasos tremendamente estrechos -la mayor parte de la cavidad se caracteriza por ser muy angosta- y grandes caídas como la que le costó la vida en 2005 a un espeleólogo húngaro.
Pero sin duda otro de los elementos que dificulta la labor de los deportistas es el intenso frío en el interior de la cavidad, que oscila entre los 4 y los 2 grados centígrados. Carlos Flores comentaba ayer que «nos ha costado Dios y ayuda, pero al final lo hemos conseguido». Con el cansancio aún patente en su voz, recordaba que «hemos necesitado dos días subir hasta la superficie desde los 1.500 metros negativos y ha habido momentos difíciles como cruzar el paso Olvidar, en especial en el ascenso».
En trece ocasiones ha estado Flores en el interior de la Torca del Cerro en los últimos tres años. En 2018 él y sus compañeros regresarán para explorar esa cascada final que puede incrementar la profundidad de esta sima situada en Cabrales.
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