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El regreso a la cueva de El Cierro

El regreso a la cueva de El Cierro

La gruta riosellana «tiene una de las secuencias de ocupación humana más completa del Cantábrico» que va desde el Neandertal hasta hace 8.000 años

PPLL

Domingo, 19 de junio 2016, 03:38

La comarca del Oriente, en particular, y Asturias, en general, están repletas de grutas que fueron morada de los hombres prehistóricos. Las hay muy conocidas, caso de las de Tito Bustillo, El Pindal, Covaciella o Llonín, por la importancia del arte rupestre que albergan en su interior y que las hizo merecedoras de la declaración de Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO en 2008, o por la presencia humana en su interior, como El Sidrón o el Buxu, por citar sólo algunas.

Pero hay más cuevas por la comarca, algunas de las cuales pueden aportar mucha información sobre los primeros pobladores de estas tierras. Este es el caso de El Cierro, una cavidad situada en el concejo de Ribadesella y a la que los investigadores han vuelto 40 años después de que se realizasen las últimas campañas. Esta gruta fue descubierta en 1958 por el profesor Francisco Jordá y por el capataz del Servicio Arqueológico de la Diputación de Oviedo Antonio Álvarez. Ellos encabezaron las investigaciones que se realizaron en la cavidad entre 1959 y 1976, durante las que apareció una escápula del periodo Magdaleniense con grabados de dos ciervas y que está depositada en el Museo Arqueológico de Asturias.

Desde 1976 no se había vuelto a esta cueva riosellana. Hasta ahora. Lo ha hecho un equipo de investigadores de diferentes universidades liderados por Esteban Álvarez, de la Universidad de Salamanca, y en el que han participado expertos de otras universidades como las de Cantabria, País Vasco, La Rioja o la UNED, ésta última representada por el investigador Chus Jordá, hijo del descubridor de esta cueva. También han colaborado la Dirección General de Patrimonio Cultural de Principado y el Ayuntamiento riosellano.

El motivo que ha llevado a los arqueólogos a regresar a la cueva 40 años después es para continuar la «labor inacabada» realizada por el profesor Jordá. Los investigadores consideran que El Cierro aún puede aportar mucha luz sobre aquellos hombres prehistóricos. De hecho Chus Jordá sostiene que esta gruta riosellana «tiene una de las secuencias de ocupación humana más competa del Cantábrico», que va desde los tiempos de los hombres de Neandertal, hace unos 45.000 años, hasta justo antes del inicio del Neolítico, unos 8.000 años antes de la época actual. El Cierro aloja dos transiciones, la del hombre del Neandertal al Sapiens, y la de los cazadores-recolectores a los productores-agricultores. De ahí su relevancia y el motivo de que los investigadores hayan decidido regresar a ella cuatro décadas después de los últimos estudios realizados.

Durante esta semana los expertos han excavado en dos zonas diferentes de la cavidad. Por un lado han trabajado en el interior de esta gruta, pero también en la entrada, lugar en el que los hombres prehistóricos solían hacer vida. «En los primeros momentos la cueva se la disputaban grandes carnívoros y humanos neandertales, hasta que éstos los echaron», explica Chus Jordá. Entre los restos que han encontrado de aquella época en esta última campaña destaca una muela de uno de estos animales que estiman que pertenece al Paleolítico Medio y que tiene unos 43.000 años de antigüedad.

«Después de esta primera ocupación El Cierro no vuelve a tener vestigios de presencia humana hasta hace 37.000 años, ya en el periodo Auriñaciense. Es ya el hombre moderno», explica Jordá. De la etapa posterior, la Gravetiense, no han encontrado piezas, pero sí de la siguiente, la Solutrense, como la punta de un proyectil al que le falta, precisamente, la punta y que certifica la ocupación en aquella etapa. También han hallado huesos de mamíferos con marcas de sílex que atribuyen a esta etapa. Y es que una de las principales fuentes de alimentación de los humanos en aquella etapa eran las piezas que cazaban, como se ve en los restos de ciervos, bóvidos o cabras de esta época aparecidos en las excavaciones realizadas estos días.

Es en esta etapa del Paleolítico Superior cuando las masas de hielo retroceden y la línea del mar avanza hasta situarse en una franja similar a la de la actualidad y con unas características de la costa también parecidas. Es en ese momento, ya en el final del Paleolítico, en el periodo Magdaleniense, pero sobre todo en el Mesolítico, en las etapas Aziliense y Asturiense, cuando aquellos humanos toman conocimiento de la proximidad de la costa y empiezan a explotar sus recursos. Eso no quiere decir tampoco que con anterioridad los humanos no se alimentasen de especies marinas. Pero, de ser así, sus asentamientos estarían más próximos al mar y al avanzar la línea de costa hasta el lugar donde está en la actualidad quedaron cubiertos por el gran azul.

Concheros

De aquel tiempo también hay restos de la presencia humana en El Cierro. Se evidencia con los concheros descubiertos en el interior. Los concheros equivalen a nuestros basureros y se han encontrado en ellos conchas de llámparas, bígaros, pero también de ostras u oricios. Aquellos hombres hacían la vida un poco apartados de estos concheros, en la parte más exterior de la cavidad. Allí en las excavaciones realizadas durante estos días han aparecido dos picos asturienses. Los investigadores creen que los prehistóricos los utilizaban para arrancar de las rocas las lapas y los erizos de mar. Por eso se van a analizar los restos que puedan tener adheridos para confirmar estas hipótesis.

Los vestigios que se han encontrado en los niveles más superiores de la excavación y, por tanto, más recientes, son de barro seco, pero los expertos no se atreven a aventurar qué son y para qué se utilizaban hasta que no lleven a cabo los pertinentes análisis.

Y es que todos los restos arqueológicos encontrados en El Cierro van a ser analizados en la Universidad de Salamanca «con compromiso de vuelta» para que el Museo Arqueológico de Oviedo pueda disponer de los hallazgos y mostrarlos cuando considere oportuno.

Pero estos trabajos que se han retomado esta primavera no sólo han analizado la ocupación humana durante tantas decenas de miles de años. También se han recogido muestras de la fauna y la flora de entonces.

Los investigadores abandonaron el viernes el concejo de Ribadesella con los cuatro principales objetivos que se habían marcado conseguidos: han terminado los sondeos hasta llegar a la roca del sustrato y excavado la ocupación del Paleolítico Medio, han acabado de excavar el nivel Solutrense, han realizado sondeos en el exterior y, además, se han tomado muestras para realizar un análisis palinológico del polen hallado en El Cierro.

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