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TERRY BASTERRA
Miércoles, 16 de marzo 2016, 00:31
Los problemas con la red de agua de Arriondas se repiten con frecuencia. A las deficiencias de la vieja traída de agua que se rompía con demasiada frecuencia -sólo entre 2011 y 2014 sufrió casi 60 averías graves- y que se espera solucione la renovación de la red cuyas obras se acercan a su fase final, hay que sumar que cuando llueve con intensidad el agua del grifo sale turbia. Pero además es que estos días el suministro se ha visto afectado por otro problema. En principio se trata de una incidencia en el depósito de Pendás, aunque en la villa la versión más extendida es que la causa es un vertido de origen ganadero. De una u otra manera el resultado es el mismo: que el agua corriente no es apta para el consumo humano. Eso es lo que ha indicado el Ayuntamiento de Parres en un bando publicado el lunes. Recomendación que se mantenía en el día de ayer.
Pese a que los niveles de turbidez del agua habían recuperado ayer la normalidad y el líquido tampoco desprendía ningún olor no habitual, el Consistorio prefirió ser prudente y esperar a recibir los resultados de los análisis bacteriológicos para certificar que el agua era apta para el consumo. Según explicaba Álvaro Palacios, edil de Obras y Servicios, las zonas más afectadas por la incidencia han sido los barrios del Barco, Arriondas Norte y La Peruyal, pero por prevención se había extendido la recomendación de no beber ni cocinar con agua corriente a toda la localidad.
Campoviejo
Ayer algunos vecinos de la villa parraguesa trasladaban a este diario su hartazgo con unos problemas en el suministro que se repiten con demasiada frecuencia. Este es el caso del prestigioso chef José Antonio Campoviejo. «Nosotros estamos cocinando hoy (por ayer) con agua mineral, pero es que a lo largo del año tenemos que utilizarla más veces de las que nos gustaría. No conozco a nadie en la profesión que reciba un servicio de aguas tan deficiente como el que tenemos en Arriondas. Y a eso le tenemos que sumar que nos cobran un recibo de 1.200 euros el trimestre, a lo que hay que añadir el gasto en agua mineral. Es lamentable», indica Campoviejo, quien añade que «ya he trasladado esta reclamación al Ayuntamiento, tanto por los cortes del suministro como por su coste». «Es que en cuanto llueve el agua sale turbia y ya no se puede utilizar. Estamos pagando a precio de oro lo que en realidad es una porquería», lamenta este chef con estrella Michelín.
Pero las quejas no solo las tienen los profesionales, también los vecinos. «Cada poco tiempo estamos igual. O se corta o sale turbia si llueve mucho. Nosotros, por si acaso, siempre tenemos garrafas de agua en casa», indica María Jesús Cardín, que reside en la zona del Barco. «Ayer (por el lunes) no usé ni los calentadores por si el agua traía arenilla no se fuesen a romper porque a la mañana cuando abrimos el grifo parecía que salía barro. Hoy (por ayer) ya tiene un color normal, pero no nos atrevemos a tomarla hasta que lo diga el Ayuntamiento. Es incómodo porque no puedes usar el agua ni para cocinar o lavarte», explica esta señora.
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