![Open Arms | Anabel Montes, la asturiana convertida en un símbolo en el rescate de inmigrantes en la mar](https://s3.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/201908/25/media/cortadas/anabel-1-kef-U801061591950tqC-1248x770@El%20Comercio.jpg)
![Open Arms | Anabel Montes, la asturiana convertida en un símbolo en el rescate de inmigrantes en la mar](https://s3.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/201908/25/media/cortadas/anabel-1-kef-U801061591950tqC-1248x770@El%20Comercio.jpg)
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Está claro que Anabel Montes Mier (Oviedo, 1987) es una mujer que encuentra en el agua su entorno ideal. Hasta su aspecto lo denota, con tatuajes de diversos motivos marítimos –un ancla, un timón, la cola de una ballena...– y el cabello teñido de azul (el mismo color de sus ojos). Pese a no nacer a la orilla del mar –es natural de San Esteban de las Cruces–, la jefa de la última misión del 'Open Arms' lleva toda la vida vinculada al medio acuático. Ani, como la llaman sus amigos, militó once años en el Club Natación Ciudad de Oviedo, donde adquirió la destreza necesaria para desempeñar el que sería su trabajo durante doce años como socorrista.
«Hice una formación complementaria de salvamento y también fui voluntaria en CruzRoja», a lo que luego sumó cursos especializados en rescates en ríos y pantanos y la titulación de patrona de embarcaciones de recreo. Hace más de una década, Montes decidió mudarse a Barcelona, donde continuó ligada al mundo del salvamento. En diciembre de 2015, entró en contacto con Proactiva Open Arms, una ONG que acababa de nacer.
- Lugar y fecha de nacimiento. San Esteban de las Cruces (Oviedo, 1987).
- Formación. Inició la carrera de Historia, pero la dejó en cuarto curso. Trabajó doce años como socorrista y lleva cuatro en laONG Proactiva Open Arms.
- Aficiones. Es una apasionada de la natación, deporte que practicó en el club Ciudad de Oviedo. En materia musical, prefiere el punk.
«Fui quince días de voluntaria y hasta hoy», cuenta desde Lampedusa, el puerto italiano donde, tras una odisea de 19 días, pudieron desembarcar los 160 migrantes que estaban a bordo del barco de la organización. Lamenta las decisiones «contradictorias» del Gobierno español, que no se comunicó con la tripulación hasta que llevaban 17 días en el mar, a la espera de recibir permiso para dejar en tierra a esas personas que huían del horror vivido en Libia. Tal era la desesperación de algunos que hasta llegaron a tirarse al mar para tratar de recorrer a nado los 800 metros que les separaban de la dársena de Lampedusa.
Precisamente, una de las tareas de Montes en el 'Open Arms' era mantener el contacto con las autoridades.Se encontró con el 'no' rotundo del ministro del Interior italiano,Matteo Salvini, y con la postura cambiante del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Al tiempo que lidiaba con los conflictos que se vivían a bordo, con una multitud de personas en situación límite y una tripulación sobrepasada por los acontecimientos. Además, la asturiana era responsable de todos los voluntarios de la ONG que viajaban en el buque, así como de coordinar todas las operaciones de salvamento.
Durante esos angustiosos días, recuerda que se llevaron a cabo 69 evacuaciones, 27 de ellas correspondientes a menores no acompañados. Pese a los duros momentos vividos a bordo, agradece la ola de solidaridad surgida en Europa hacia los ocupantes del 'Open Arms'. «Se hizo una campaña para enviarnos vídeos de solidaridad y fueron muy bien recibidos; se los poníamos a la gente de a bordo en una pantalla para que vieran que les apoyaban y les daban energía porque sentían que no estaban abandonados», cuenta.
Mientras, en Asturias, sus padres seguían todas las noticias del 'Open Arms', preocupados porque las comunicaciones no eran muy fluidas, ya que, para colmo de males, el móvil de Montes se averió. Su familia respalda su trabajo «al 100%» porque, además, conoce de cerca la crudeza de abandonar la tierra natal. «Gran parte de mis parientes están en Argentina porque emigraron durante la guerra civil; con esta situación familiar, sería bastante hipócrita no hacer lo que hago», subraya la jefa de misión.
Esta exalumna del colegio de las Dominicas, aficionada al punk y al hardcore, espera ahora regresar a la normalidad. A su trabajo con la ONG, en Barcelona, donde se ocupa de la logística y del mantenimiento de las lanchas rápidas. Pero antes espera pasar unos días en Asturias para volver a zambullirse en las aguas del Cantábrico.
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