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PEPE G.-PUMARINO
Martes, 14 de junio 2016, 00:32
Las labores de siega y desbroce de las zonas verdes de la residencia de Perlora dieron comienzo la semana pasada tras las denuncias procedentes de los usuarios ante el abandono en el que se encontraba el recinto. El presupuesto del Principado para 2016, de 171.000 euros, contempla la rehabilitación del bar de la playa de Carranques, la mejora de los baños y labores de mantenimiento de la barandilla del paseo marítimo. Estas actuaciones cuentan con una inversión de 15.878 euros. Además, prevé licitar otros contratos, con una duración de 19 meses, para el mantenimiento y conservación de las áreas ajardinadas, las aceras y los viales entre otros.
En los últimos tres años, la Consejería de Hacienda y Sector Público lleva invertidos en el complejo más de un 1,3 millones. Las mejoras dieron comienzo en 2013 a raíz del desplome parcial de una de las instalaciones de hostelería situada en la playa de Carranques. Fue el detonante para que la Administración regional tomase medidas de conservación ante la más que delicada situación en la que se encontraba el centro turístico.
La primera fase consistió en la rehabilitación de las calzadas y aceras, la renovación de la red de abastecimiento y el suministro eléctrico, reconstrucción del área de juegos infantiles y la renovación mejora de las instalaciones deportivas. Estas primeras actuaciones finalizaron con la reforma de las zonas verdes y ajardinadas, además de una rehabilitación del paseo marítimo con la colocación de nuevas luminarias.
En las dos sucesivas fases que finalizaron en 2015, las obras realizadas estuvieron destinadas a completar el acondicionamiento de las áreas recreativas con la renovación del mobiliario rústico. Pero la acción más importante fue la que se llevó a cabo en materia de conservación de los edificios. Este plan consistió en la reparación de las cubiertas y fachadas de los 215 chalés y cinco pabellones con los que cuenta el recinto. Este proyecto incluyó la declaración de ruina de nueve de las casas al presentar un avanzado estado de deterioro que las hacía insalvables para su restauración.
Edificios precintados
Estos edificios fueron precintados mediante la colocación de un vallado de seguridad para impedir el acceso a los visitantes ante los riesgos existentes de que se produjeran derrumbes. Ahora, las labores de se llevan a cabo están destinadas exclusivamente al mantenimiento y conservación. Pero las demandas vecinales se centran en el futuro del residencial. Una gestión pendiente que se centra en la localización de empresas y proyectos para su explotación por parte de la iniciativa privada. La única condición que establece la Administración regional es que el complejo siga perteneciendo al sector público. En este sentido, las últimas informaciones ofrecidas desde el Gobierno regional pasan por la existencia de algún interés privado, descartando que vuelva a estar gestionado por la Administración.
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