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LYDIA IS
Miércoles, 11 de mayo 2016, 00:25
Seis días sin ningún tipo de apoyo externo y 1.600 kilómetros después, lo ha logrado. La maliayesa Judith Obaya Arenas se ha convertido en la primera mujer en atravesar en moto, de norte a sur, el Sahara Occidental. Ha sido una aventura que emprendió, entre otras cosas, para llamar la atención de las autoridades españolas sobre las medidas de seguridad, derechos y libertades de los motociclistas y los aficionados a las dos ruedas.
«Sin mucha experiencia en las rutas fuera de pista, con el paso de los kilómetros y la voluntad de concluir la travesía, he adquirido la destreza necesaria para moverme sin problemas en este medio, a leer el terreno y a orientarme en la inmensidad del desierto», destacó ayer.
En su hazaña no está sola. Junto a Obaya se encuentra José Manuel Barrós, 'Pera', compañero de aventuras y socio en la empresa Motorcycle-Experiences. Ambos partieron a principios de mes desde Madrid y anunciaron su llegada a Cabo Barbas tras casi una semana de ruta a través del inhóspito terreno de arena y piedras en total autonomía pasando por Smara.
El Kraa y Bir Enzaren. «Hemos seguido antiguas pistas del rally Dakar, pistas militares, caminos de pastores y algunos tramos fuera de pista», explicó Obaya, que únicamente llevaba agua, comida en polvo, un saco de dormir, una tienda de campaña, repuesto básico y gasolina.
«Las mayores dificultades nos las encontramos al cruzar cauces de ríos como el de Oued Todga, donde tuvimos que aliviar de maletas y equipaje nuestras motos para poder cruzar al otro lado», añadió Judith sobre su viaje.
Complicaciones en las dunas
También reconoció que la travesía norte-sur se complicó en la última etapa. «Nos vimos cerrados en un círculo de barkahanes, como se conoce a las dunas móviles, pero poco a poco y buscando pasos más seguros fuimos avanzando hasta bien entrada la noche», relató.
Ambos aventureros aseguraron «estar bien a pesar de las dificultades , del calor, de la alimentación muy limitada y del esfuerzo que supone dirigir unas máquinas tan pesadas y cargadas por este terreno». Mientras que la motera maliaya escogió una Mash 400 Adventure para adentrarse en el desierto, Barrós optó por una BMW Gs 800. Durante la travesía han estado localizados gracias a la baliza Spot, que ha permitido a sus familiares y amigos seguir casi en directo la aventura.
De hecho, ambos pilotos destacaron la calidad de equipación. Fundamental ha sido también la alimentación, fundamentalmente a base de comida en polvo. La vuelta está programada desde Cabo Barbas hacia Bir Enzaren, El Aaiún y finalmente, Assa.
Entre los agradecimientos, Obaya destaca la colaboración de los establecimientos hosteleros Siempre Campa, de Oviedo, y restaurante Maracaibo, de Pola de Siero, así como a la Comisión Femenina de Motociclismo. «Espero que esta aventura sirva de base para el lanzamiento de muchas niñas y mujeres».
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