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PEPE G.-PUMARINO
Martes, 19 de abril 2016, 00:30
El Tribunal Supremo rechaza parcialmente el recurso en casación de la reclamación presentada por la propiedad de las dos naves que ocupaba Conservas Remo en Candás. Esta demanda, que ya había sido impugnada por el Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA), se formuló contra lo establecido en el Catálogo Urbanístico de Carreño, que estableció una protección integral para una de las naves construidas en 1940. No obstante, en la sentencia del Tribunal Superior se admite la ampliación de la parcela donde se ubica la otra nave que es edificable, pasando a ser su superficie de los 695,15 que se recogen en el documento urbanístico a 713,75 metros cuadrados. Contra esta sentencia ya no cabe recurso.
El origen de toda esta reclamación está en que en el anterior planeamiento esta finca podía ser edificable en su totalidad con los parámetros que rigen en el resto de los edificios de la calle San Antonio.
De ahí que tras llevarse a cabo el traslado en 2011 de las instalaciones de Remo al polígono industrial de La Peñona, en Gijón, los dueños estimasen el derecho a la reclamación. Una vez desestimado el recurso por parte del TSJA, la nave sujeta a protección ambiental deberá estar destinada a un uso dotacional (esto es, para servicios públicos), respetando toda su estructura exterior, incluida la cubierta del edificio. Ahora y tras el fallo del Tribunal Supremo, para poder desarrollar urbanísticamente la parcela se tendrá que elaborar un estudio de detalle con el objeto de abrir un vial peatonal entre la calle San Antonio y el aparcamiento situado en la calle San Félix.
Asimismo, de los 713,75 metros cuadrados con los que contará definitivamente la parcela solo se permitirá la edificación sobre una superficie neta de 250 metros cuadrados. En cuanto a la altura o aprovechamiento, el futuro inmueble únicamente podrá disponer de bajo, más dos plantas y bajo cubierta. También se recoge dentro del PGOU que la nueva edificación mantenga el criterio del edificio colindante, en el sentido de mantener la línea de soportales. Las causas que motivaron el cambio de ubicación de la empresa conservera fueron la necesidad de disponer de un emplazamiento más acorde con la actividad que desarrolla debido al desarrollo residencial de la calle San Antonio donde se encontraba.
Los esfuerzos realizados por los distintos gobiernos locales para reinstalar la factoría en suelo de Carreño quedaron finalmente truncados a causa de una serie de retrasos en la adecuación de un espacio industrial para albergar este tipo de empresas.
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