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PEPE G.-PUMARINO
Domingo, 24 de agosto 2014, 00:32
Los propietarios de la finca en la que se asentaba la fábrica de Conservas Remo, en Candás, deberán respetar una de las dos naves después de que el Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) haya rechazado la reclamación que habían hecho para aprovechar toda la parcela. Los dueños ya habían presentado una alegación con motivo de la aprobación del catálogo urbanístico, que establecía una protección ambiental en la primera de las naves industriales edificadas en esa parcela de la calle San Antonio en 1940, año en que se constituyó la empresa. Fue rechazada y los propietarios presentaron después un nuevo recurso en contra el PGOU. En concreto, por la ordenación urbanística de la parcela en la que se establece un vial peatonal entre la nave protegida y el suelo restante, en el que se podrán construir un máximo de siete viviendas.
El origen de toda esta situación está en que en el anterior planeamiento esta finca podía ser edificable en su totalidad con los parámetros que rigen en el resto de los edificios de la calle San Antonio. De ahí que tras llevarse a cabo el traslado de las instalaciones de Remo al polígono industrial de La Peñona, en Gijón, en 2011, los dueños estimasen el derecho a la reclamación. Una vez desestimado el recurso por parte del TSJA, la nave sujeta a protección ambiental deberá estar destinada a un uso dotacional (esto es, para servicios públicos), respetando toda su estructura exterior, incluida la cubierta del edificio.
Para poder desarrollar urbanísticamente la parcela, se tendrá que elaborar un estudio de detalle con el objeto de abrir un vial peatonal entre la calle San Antonio y el aparcamiento situado en la calle San Félix. Asimismo, de los 695,15 metros cuadrados con los que cuenta la parcela, únicamente se permitirá la edificación sobre una superficie neta de 250 metros cuadrados. En cuanto a la altura o aprovechamiento, el futuro inmueble solo podrá disponer de bajo, más dos plantas y bajo cubierta. También se propone, dentro del PGOU, que la nueva edificación mantenga el criterio del edificio colindante, en el sentido de mantener la línea de soportales.
Antes de trasladarse a La Peñona, la compañía barajó otras alternativas de reubicación, como el polígono de Falmuria, en un espacio destinado a industrias agroalimentarias. Este proyecto impulsado desde el Consistorio experimentó largos retrasos en la tramitación del suelo afectado, así que, en 2011, los empresarios de la conservera se vieron obligados a gestionar otro emplazamiento ante la proximidad del vencimiento de los plazos de una ayuda concedida para construir una nueva fábrica. A esta circunstancia también se añadieron los problemas generados para el desarrollo de la actividad fabril en una zona urbana catalogada como residencial.
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