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Leiva sigue a pie de Peñona las labores de rescate de sus cuatro hijos, que murieron ahogados junto a la playa de Salinas en 1991.
La trágica vida de Leiva

La trágica vida de Leiva

Era el padre de los cuatro niños que fallecieron en 1991 en Salinas después de que la madre, por entonces su mujer, los arrojase al mar

J. F. G.

Jueves, 14 de junio 2018, 11:06

José Antonio Leiva no solo era conocido en Piedras Blancas por frecuentar los bares de la localidad. También por verse salpicado por un terrible suceso acaecido la lluviosa noche del 26 de noviembre de 1991, el día que una mujer de etnia gitana, María Jesús Jiménez, arrojó a sus cuatro hijos al mar desde La Peñona de Salinas, uno tras otro. Tenían 11 meses, 5, 7 y 8 años, y ninguno sobrevivió. Leiva, apodado 'El Rata', era el marido de la parricida y el padre de las malogradas criaturas.

Oriundo de Jaén, payo y albañil en paro, tenía entonces 46 años. Fue detenido por su presunta implicación en el parricidio, pero finalmente resultó absuelto por el juez Julio García Lagares, ya jubilado. La familia vivía en una chabola próxima a Salinas, sin que este periódico haya podido determinar si se trataba de la misma en la que anteanoche perdió la vida a manos de Ramón A. A. T.

La mujer acudió entonces por su propio pie a la Guardia Civil y manifestó que tres de los niños se habían caído al mar mientras jugaban y que el cuarto, el bebé de once meses, se le escurrió de los brazos cuando intentaba rescatar a sus otros hijos de las garras del mar, que en los días siguientes fue devolviendo los cuerpos sin vida.

María Jesús, que entonces tenía 29 años, fue acusada de ser la autora del cuádruple crimen. Nunca confesó, pero la sentencia fue condenatoria: 25 años, reducidos finalmente a 18 de los que únicamente cumplió 10. Su abogado alegó enajenación mental, admitida como atenuante, y la presentó como una persona con una vida sumida en la violencia, la pobreza y las palizas que, según la defensa, le daba el ahora difunto Leiva.

Años después, cuando aún estaba en la cárcel, cambió su versión. Escribió una carta en la que acusaba a su ya exmarido -el matrimonio se separó tras el cuádruple crimen- de haber provocado la muerte de los niños. Dijo que iba detrás de ellos tirándoles piedras.

María Jesús quedó en 2001 en libertad condicional. En un principio la rechazó, quizá por miedo a un posible venganza por parte de su exmarido o de su propia familia, pero finalmente salió de la cárcel. Quedó bajo la tutela de unas monjas y de una asociación benéfica, completó un programa de reinserción de exreclusos y finalmente fue incapacitada por un tribunal.

José Antonio Leiva nunca rehizo su vida. Llegó a salir en algún programa de televisión exculpándose del parricidio y sin hacer la más mínima alusión a los comentarios reprobatorios con los que el juez, en la sentencia condenatoria contra su ex mujer, lo señalaba como una de las personas que había conducido a María Jesús a una situación límite. Tanto que la llevó a hacer algo tan contrario a la naturaleza humana como que una madre tire a sus cuatro hijos al mar y los vea morir.

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