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J. F. GALÁN
Miércoles, 9 de julio 2014, 00:39
Vallar las zonas de acampada y cobrar por el acceso a las mismas, reducir drásticamente el número de puestos de venta de comestibles y artesanía, contratar personal de seguridad privada y establecer la una de la madrugada como hora de fin de los conciertos son algunas de las medidas adoptadas por la organización del Festival de Longboard con el fin de limitar las inevitables molestias a los vecinos. También se ha contratado a una empresa de limpieza que comenzará a actuar a las seis de la madrugada desde la jornada inaugural, el jueves 31, hasta la de clausura, el domingo 3 de agosto. De forma paralela, y bajo otra organización, se celebrarán las fiestas del túnel de Arnao, desde el jueves hasta el sábado.
«El año pasado las cosas se nos fueron de las manos. La afluencia de público triplicó nuestras expectativas y lamentablemente se registraron altercados que en realidad fueron protagonizados por personas completamente ajenas al festival», admitió Pepe Hevia, responsable de la organización.
A partir de ahí, «nos planteamos la necesidad de regresar a nuestros orígenes. Lo que queremos es un festival de surf con un apartado lúdico y no lo contrario, como sucedió el año pasado. Por eso hemos echado el freno de mano, para no morir víctimas de nuestro propio éxito», añadió.
Una de las medidas ha sido renunciar a instalar un gran escenario. Los conciertos se celebrarán en una pequeña tarima y en el techo, abatible, de un autobús clásico aparcado en el parking situado al final de la calle Pablo Laloux, a la altura del Gauzón IV. Será el epicentro del festival. También se instalarán allí los puestos directamente relacionados con el mundo del surf y el bar, donde se ubicará la tarima que acogerá algunas de las actuaciones musicales. El cartel está encabezado por el 'bluesman' estadounidense Greg Izor, que actuará en la jornada inaugural, el jueves, por el grupo avilesino The Morrigans y por el malagueño Fila India, un cuarteto de éxito en los años noventa que ahora, tras un paréntesis de quince años, se ha vuelto a reunir.
Zonas de acampada
Los puestos de comestibles y artesanía y las atracciones de feria se instalarán en el tramo de Pablo Laloux comprendido entre los edificios Gauzón IV y I, sobre el asfalto, y las zonas de acampada en la zona verde que se extiende junto a la carretera. Habrá dos, una reservada a competidores y acompañantes y otra para público en general situadas, respectivamente, a la altura del club Espartal y del edificio Miramar. Ambas estarán valladas, contarán con servicios y se cobrará por el acceso, cinco euros por persona. También se tratará, en la medida de lo posible, de impedir el paso con botellas de cristal en un claro intento de frenar el 'botellón' «al menos dentro del festival. El año pasado fue un aspecto muy conflictivo», puntualizó Hevia. En cuanto a la seguridad, «se ha contratado a una empresa especializada que vigilará tanto la zona del festival como el entorno de los edificios cercanos», señaló.
La organización asegura que también ha elaborado un plan de seguridad con el 112 Emergencias y Salvamento. «Lo que queremos es que prime el surf», reiteró Pepe Hevia.
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