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ANDRÉS SUÁREZ
Domingo, 17 de mayo 2015, 09:06
En un escenario político abierto e imprevisible, «líquido» en palabras de Javier Fernández, el presidente del Principado y candidato a la reelección garantiza estabilidad como el valor fundamental que el PSOE puede aportar a Asturias ante la incertidumbre que viene. Fernández, que en caso de ganar el 24-M afrontará su segundo y último mandato, como ha prometido, cree que comienza una etapa en la que se aparcarán los pactos estables de gobierno para entrar en un tiempo de acuerdos puntuales, coyunturales. Confía en ganar y en mejorar los 17 escaños logrados en 2012, aunque ello pasa por dar la vuelta a la reciente encuesta del CIS que pronostica un triunfo socialista, pero por la mínima, sobre la campana.
Personal.
Nació en Mieres en 1948. Casado. Una hija.
Profesional.
Ingeniero de Minas y diplomado en Calidad Ambiental.
¿Cree que estas son las elecciones más difíciles a las que se ha enfrentado? Y no le hablo solo como candidato, sino desde que es secretario general.
No sabría qué decirle. Las dos últimas elecciones también fueron muy complicadas.
Pero ahora todo parece aún más enrevesado. En 2011 apareció Foro. Ahora, Podemos y Ciudadanos. ¿Peligra el bipartidismo?
No tengo la sensación de que sea un fenómeno exclusivo de Asturias, esos dos nuevos actores a los que se refiere operan en el conjunto de España. Quizá Asturias sí vaya por delante, pero también Cataluña o Navarra han tenido parlamentos muy fragmentados, aunque es verdad que allí hay un elemento diferencial vinculado a la identidad que aquí no existe.
¿Y cómo interpreta el nuevo escenario que se abre? ¿Da por seguro que trae mayor inestabilidad?
Primero quiero conocer el resultado y luego...
El último sondeo del CIS pinta ese panorama.
Si el resultado es como parece, yo ya lo he vivido aquí. Hay más fragmentación y la estabilidad se resiente. Y los pactos y los acuerdos cobran más protagonismo.
¿Qué le parece la irrupción de Podemos y Ciudadanos?
Son orígenes distintos. Podemos nace de determinados movimientos sociales, con mucho componente de laboratorio político. Ciudadanos es una extrapolación de la 'operación Roca' a una sociedad distinta. Pero nada se puede asegurar. En España ha habido burbuja inmobiliaria, burbuja tecnológica, burbuja energética... Nunca se sabe si estamos hablando de una burbuja política o si estas formaciones se van a consolidar.
En este escenario tan volátil, ¿qué puede ofrecer el PSOE?
Insisto en que este escenario ya lo hemos vivido, así que lo que el PSOE ofrece no es un pronóstico, sino una realidad vivida. Ofrece, sobre todo, estabilidad, y una acción política basada en la gestión de la complejidad y en un programa honesto. En política los reformismos están muy bien cuando son honestos, cuando son verdad, pero algún programa no puede ser honesto, porque no es verdad.
¿Habla de Podemos?
Hablo de lo que conozco de su programa, o al menos de su programa previo, porque en meses pasaron del socialismo bolivariano a la socialdemocracia sueca. Es un salto que habrá que analizar si es viable.
¿El de Ciudadanos le da la misma sensación?
Ciudadanos es una versión de la derecha. La derecha no solo tiene connotaciones económicas, también hay valores culturales, morales, religiosos... Aquella parte más rocosa de la derecha relacionada con los valores tradicionales se queda en el PP. Pero hay una derecha más moderna que es, a mi juicio, la que puede moverse a Ciudadanos. En materia económica no veo la diferencia. Ciudadanos pone énfasis en la regeneración, en una idea de España homogénea, pero desde el punto de vista económico es absolutamente neoliberal.
El auge de estos partidos es un hecho. ¿Asume que una amplia parte de la sociedad está cansada de los partidos tradicionales, en su caso del PSOE, bien por la gestión que hizo de la crisis, bien por los escándalos de corrupción?
Cuando habla de la crisis se refiere a cuatro años atrás, que en política es mucho tiempo. Por el medio hemos visto a otro partido plantear propuestas que traicionó de inmediato, endureciendo con mucho las decisiones que había tomado Zapatero. La ciudadanía no tiene ahora puesto el foco en el PSOE como el partido de los recortes sino en el PP. Otra cosa es que PSOE, PP, cualquier partido que gobierne, debe generar confianza, hacer ver que tiene un discurso y equipos capaces de gestionar eficazmente la economía. Eso es lo que da crédito gubernamental, que da el crédito social. Creo que el PSOE tiene un discurso coherente y serio y crédito social porque ha sido capaz, en las comunidades donde ha gobernado, de mantener unos servicios públicos universales, frente a lo que se ha hecho en otras autonomías.
¿Y la corrupción? ¿Cuánto cree que le pesará el 'caso Villa'?
Creo que los ciudadanos tienen claro que en mi móvil nunca hubo un mensaje de apoyo a José Ángel pidiéndole fortaleza. Nuestra distancia fue inmediata, fulminante, porque podíamos hacerlo. Porque no tengo ningún miedo a lo que se pueda decir. Ya no digo en este caso concreto, sino en cualquiera en que alguien del PSOE haya cometido un delito de corrupción y tengamos que tomar decisiones drásticas. Eso es ejemplarizante y da mucha fortaleza. Una sociedad o un partido no está desmoralizado porque aparezca un caso de corrupción, sino porque no se actúe. Y mi actuación fue fulminante.
El enemigo histórico
¿Y cree que el votante del PSOE entenderá que se haya apoyado en el PP para gobernar, para aprobar los presupuestos?
Pacté unos presupuestos con el PP. Y con Izquierda Unida y UPyD, que se parecían muy poco en algunos aspectos, como el fiscal.
Pero IU no es el PP.
Había una situación de minoría parlamentaria, sin capacidad de tener pactos a largo plazo porque las lunas de miel en política son cortas, sobre todo cuando tienes dos 'partenaires' que entre ellos tienen planteamientos distintos. Hubo que jugar con eso. Hicimos un esfuerzo por pactar con tres fuerzas que no se parecen en nada. Ha sido muy difícil y lo va a ser en el futuro si no hay mayorías más estables. Creo que los votantes lo saben y lo entienden.
Pero, insisto, para un socialista parece mucho más asumible pactar con IU que con el enemigo histórico, ¿no le parece?
Está claro que nuestro adversario es el PP, lo ha sido y lo seguirá siendo. Tenemos una concepción distinta, sobre todo, de la desigualdad. Para el PP es el fruto de la libertad y para el PSOE es un riesgo para la democracia y una amenaza para la ciudadanía.
Para usted, llegar a las elecciones con un balance de gestión a sus espaldas, ¿es bueno o malo? ¿Mejor eso o llegar limpio de polvo y paja?
Yo, honestamente, creo que la nuestra ha sido una buena gestión en un momento crítico desde el punto de vista económico y muy difícil en lo político. No he tenido oportunidad de gobernar ni con una mayoría estable ni en bonanza. Siempre están las comparaciones con otros territorios y en ese balance salimos con una gestión francamente mejor.
Se lo pregunto por dos temas concretos. El PSOE presume de una cerrada defensa de los servicios públicos, de abrir dos hospitales. Eso choca con las crecientes listas de espera, los atascos en el salario social y la dependencia...
Nuestros activos están ahí. Hubo dificultades objetivas, sobre todo en cuanto a recursos y la manera de movilizarlos, especialmente en relación con el salario social o la dependencia, pero eso se ha agilizado mucho. El salario social es una peculiaridad de Asturias. Ahora que tanto se habla de renta básica, aquí hay una fórmula que se le aproxima mucho, y la agilización en el acceso al mismo ha sido extraordinaria. El gasto ha aumentado de forma evidente. En un contexto de dificultad extrema, con limitaciones presupuestarias y cumpliendo, casi, por décimas, los límites de déficit, algo que otros no han hecho, el estado de bienestar se ha preservado y mejorado. Otra cosa es que cuando las cosas van mal hay más gente demandando estos servicios. Si a eso le añadimos el hecho de la demografía y la presión sobre la sanidad, tenemos el cuadro completo.
¿Piensa que su punto débil es la economía? Asturias ha sido la región que menos ha prosperado en estos tres años y, según varios estudios recientes, la que menos lo hará en los siguientes.
Asturias fue la región que más tarde entró en la crisis, pero eso no quiere decir que vaya a ser la que más tarde salga de ella. Es cierto que tenemos unas peculiaridades que no tienen otras comunidades. Pero, respecto de esos vaticinios sobre el PIB, los respeto, pero espero y creo que no se cumplirán. En el sector industrial veo que la demanda está aumentando, que la confianza es mayor. Pienso que las perspectivas de futuro son mejores que las que se puedan plantear en este o aquel indicador, aunque todos digan que crecemos.
Ya sé que usted no comenta encuestas, así que me referiré a la del CIS como una referencia genérica. ¿Para usted un triunfo ajustado, con 13 ó 14 diputados, sería una victoria pírrica?
Intentaré conseguir el mejor resultado posible que dé a Asturias la mayor estabilidad posible. No estoy vinculado a ninguna encuesta.
Por eso empecé diciendo que me refería al CIS solo como referencia.
En anteriores elecciones tuvimos primero 15 diputados, luego 17. Espero superar esos niveles. En todo caso, hablamos del partido que encabeza las encuestas en las expectativas de apoyo de los ciudadanos y quiero centrarme en eso. Los resultados se verán y espero que sean menos ajustados de lo que usted dice.
Manos libres para pactar
He oído al secretario general, Pedro Sánchez, decir que los 'barones' tendrán manos libres para pactar salvo con el PP. Y me pregunto por lo sucedido en Asturias en estos meses, cuando se han apoyado precisamente en el PP para gobernar.
Creo que Sánchez se refiere a pactos estables. No es realista pensar que en España vaya a haber un Gobierno de coalición con el PP.
¿Tampoco en Asturias?
En absoluto, nadie se lo plantea. Otra cosa es que a lo largo de un ejercicio político y en muchos asuntos que puedan surgir, a veces las mayorías que se consiguen sean coyunturales, sin excluir a nadie. El único partido con el que no he llegado a acuerdos ha sido Foro, pero no por animadversión, sino porque ha hecho un discurso de tierra quemada que hacía imposible el entendimiento.
Entiendo que no habrá pactos estables con el Partido Popular, pero que no cierra la puerta a repetir acuerdos puntuales.
Hay escenarios que me parecen imposibles y uno de ellos es llegar a un acuerdo estable con el PP. A partir de ahí habrá leyes que desarrollar, presupuestos que aprobar... Ya le digo, lo he hecho con el PP, con IU y con UPyD. Si tengo que hacerlo ahora con Ciudadanos o Podemos no es que sea una preferencia, es obligación de un gobernante buscar estabilidad cuando se habla de asuntos de trascendencia para los ciudadanos.
¿Está pues abierto a negociar y pactar con todos?
Ahora estoy abierto a pactar con los ciudadanos y ganar las elecciones. A partir de ahí, veremos. Pero no estoy pensando en ningún tipo de pacto estable con una organización concreta. Eso no va a ser posible ni en Asturias ni en la mayoría de comunidades.
¿Da por hecho que no habrá acuerdos estables?
Esa es mi impresión, basada en la experiencia que acabo de tener. En este momento, con lo líquido que es todo en política, cuando todo está cambiando, cuando todo se está reformulando, a lo mejor habrá que vivir un poco más al día.
Citaba antes a Podemos, aludiendo a posibles entendimientos. Sin embargo, recuerdo haberle oído hace poco decir que con gente que le insulta no se sienta ni a tomar café. ¿Entonces?
Bueno, espero que no me insulten, aunque ya lo han hecho. Vamos a ver, tengo que ser sincero: alguien que te está diciendo que eres indigno de ser elegido no te genera empatía para luego propiciar acuerdos. Espero que rectifiquen esa posición. Jamás me habrá escuchado a mí despreciar a ningún dirigente de esa formación. Es verdad que en política las simpatías deben estar en segundo lugar, pero desde luego no negociaré con quien considera que encabezo una fuerza política corrompida y que forma parte de la casta.
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