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AIDA COLLADO
Sábado, 9 de mayo 2015, 01:16
Como en un buen concierto, el público ya estaba entregado mucho antes de que el vocalista subiese al escenario. Lo había dejado a punto el candidato de Podemos al Principado, Emilio León: «Acaba de escribirme Pedro Sánchez -que en ese momento estaba inmerso en otro mitin también en Gijón-, para que esperemos un poco, que quiere venir a escuchar a Íñigo». El número dos del partido en España se arrancó ante una plaza del Náutico llena hasta los topes con un '¡Buenes nueches, Xixón! ¡Buenes nueches, Asturies!'. Errejón tomó el micrófono para, en primer lugar, sacar de dudas a aquellos que creen que «tenemos cuernos y rabo» y, en segundo, para aclarar que «la gente decente no teme a la gente decente. Solo los indecentes tienen miedo a que se abran las urnas, al cambio político». Repitió esa idea, de muy variadas formas, durante su discurso, en el que se intentó acercar a los votantes de todo tipo y lanzó un mensaje: «En Asturias ha llegado el momento de que las instituciones se pongan al servicio de la gente».
Errejón recordó su paso por el Principado hace solo un año, cuando la situación previa a las elecciones europeas era bien distinta a la actual. «Podemos dio el pistoletazo de salida en Madrid, pero pegó el estirón en Asturias», dijo. Y con esa confianza en que volverá a darlo y será la «luz que calienta a España entera», se mostró convencido de que el Principado liderará un movimiento que «logrará una primavera del cambio en las comunidades, empezando por Asturias, para dar paso a un otoño del cambio que recupere nuestro país para la gente». Porque en eso consistió su intervención, en dejar bien claro que «somos humildes, venimos de abajo y tenemos hambre de cambio político».
«Nos han acusado de intentar echar por tierra todo lo que se había construido. Nos quisieron enfrentar a nuestros mayores. Pero lo que estamos diciendo es que en España se ha roto el pacto de convivencia» y, aclaró, «no ha sido nuestra gente quien lo ha roto, nuestros abuelos y padres han cumplido sobradamente». Errejón incidió en que se ha perdido la confianza en los representantes políticos -«yo diría que no les creen ni quienes aún les votan»- y no ha sido por biología «ni por edad», sino por «aquellos que dicen que lo público es demasiado caro y llevan 20 años subidos a un coche oficial».
Cargó contra las políticas de recortes y contra quienes dividen «un trabajo de 800 euros en dos de 400, porque eso no es crear empleo, sino repartir miseria»; contra quienes «van a Bruselas y prometen 18.000 millones» en nuevos ajustes, y contra quienes, «con 'los Rato', han hecho la política del embudo, que el lunes decía que no había dinero a nuestros pensionistas y el martes perdonaba a los amigos que llevaban el dinero a Suiza». En este sentido, sentenció: «Necesitamos conocer todos y cada uno de esos nombres. Ya os adelanto que no son de Podemos».
De nuevo, evitó definirse con «etiquetas gastadas». No se trata, defendió, de una renuncia a las ideas, «pero con carnés rojos y azules algunos han hecho auténticas fechorías». Dio la bienvenida a quienes vienen de votar a otros porque «la nueva mayoría popular es una mayoría de gente decente que viene de lugares diferentes». En esa misma línea, antes del acto, antes de cantar el 'Asturias' de Víctor Manuel al dedillo, había asegurado que en Andalucía se reunirán «con quien sea, pero no para hacer cualquier cosa». Será para «dar un giro de 180 grados» a la política de la comunidad, el mismo que reclamó para Asturias.
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