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ALEJANDRO FUENTE
Martes, 14 de junio 2016, 00:31
Julio Valle es un arquitecto de Laviana que tiene su estudio en Oviedo, donde trabaja con su hija María. Comentaba ayer que han sido muchos años de trayecto por el corredor del Nalón y de advertir, cada día, esa presencia imponente de los dos castilletes del Pozo Sotón. Ahora, su estudio va a ser el encargado de redactar el proyecto de rehabilitación para usos turísticos que impulsa la propietaria de la explotación minera, Hunosa. «Afrontar este proyecto es todo un reto, un desafío», señaló a EL COMERCIO.
Para optar al contrato, ya realizó una visita para conocer los entresijos de estas instalaciones ubicadas entre Sotrondio y El Entrego, en el concejo de San Martín del Rey Aurelio. «Se trata de un proyecto que va a requerir mucho trabajo de campo», anotó. Es preciso, indicó, conocer al máximo detalle el estado de todos y cada uno de los elementos que conforman en conjunto declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en marzo de 2014, el segundo que se otorga a una mina tras la declaración del Santa Bárbara (octubre de 2009), en Turón, también propiedad de la hullera pública. El arquitecto firmó recientemente el contrato con Hunosa para redactar el documento. Y tiene muy clara la orientación de su labor: «Mi objetivo último con este proyecto es mantener en el tiempo lo que ya hay».
Tal y como ya adelantó este periódico, la adjudicación de este importante trabajo se cerró el pasado mes de mayo por un importe de 95.000 euros, impuestos incluidos. El documento resultante será trasladado a la Consejería de Educación y Cultura y pretende desarrollar una adecuación integral del equipamiento turístico-minero así como ampliar estos usos. El plazo de ejecución es de seis meses.
La hullera ya dejó clara su intención en los pliegos de condiciones para la contratación del proyecto. Así, según señala el documento técnico, deberá incluir «un estudio estructural» del pozo, «en el que se incluya una minuciosa verificación y recálculo de su estructura completa». El documento resultado ha de ir acompañado también de una «evaluación de daños de los elementos estructurales más significativos, las pruebas y ensayos de campo realizados sobre la infraestructura, y los procedimientos de refuerzo y rehabilitación recomendados, de acuerdo con la tipología de daños y defectos observados en las inspecciones practicadas».
Mantener el estado original
La empresa pública estatal marca como condición en la redacción de este proyecto que la rehabilitación del BIC tiene que ir encaminada a mantener, «en la medida de lo posible», el estado «más cercano a su estado original teniendo en cuenta los futuros usos que se contemplan, que es el turístico, y la adecuación de un área en la parte superior del reter», la estructura exterior que agrupa a los dos castilletes.
Hunosa apunta a que se deberá garantizar la protección integral de sus elementos constituyentes «habida cuenta de que se trata de uno de los bienes más singulares y relevantes del patrimonio cultural de Asturias». Asimismo, el proyecto deberá proponer un diseño para la instalación de alumbrado exterior, pues se quiere destacar con ayuda de luz los elementos citados.
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