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PALOMA LAMADRID
Miércoles, 18 de noviembre 2015, 00:31
El patronato que rige la fundación para el progreso del Soft Computing decidió ayer poner el punto final a la vida de esta entidad, responsable del centro del mismo nombre ubicado en Mieres. Una resolución inesperada para los 29 empleados que forman parte de la plantilla del equipamiento tecnológico. «Estamos en estado de shock», explicaba Sergio Damas, investigador principal y representante de la asamblea de trabajadores. El portavoz del equipo humano del European Centre for Soft Computing contaba su sorpresa y la de sus compañeros ante el anuncio realizado por el patronato, integrado por representantes de Cajastur, el Principado, la Universidad de Oviedo y los sindicatos UGT y CC OO.
«No nos explicamos cómo lo que iban a ser 13 despidos ha pasado a ser algo tan distinto», indicaba. Y es que, recordó Damas, la idea inicial del patronato era aplicar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), aunque «no llegamos a iniciar las negociaciones, lo que se conoce como periodo de consultas, para tener acceso al plan para el centro».
De ahí que la decisión de liquidar la fundación les pillara desprevenidos. El patronato comunicó a los trabajadores la apertura de un ERE el pasado 15 de octubre. Una maniobra fundamental para garantizar la continuidad del centro, justificaron públicamente los patronos. Desde ese día y hasta ayer, los integrantes de la plantilla no tuvieron más noticias por parte de los responsables. Los trabajadores denunciaron que los gestores del equipamiento dedicado a la investigación en materia de inteligencia artificial no les facilitaron información alguna acerca del desarrollo del proceso.
De hecho, la reunión fijada para el 6 de noviembre fue cancelada» de forma unilateral por el presidente de la institución para convocar un patronato extraordinario» que, finalmente, se reunió ayer en Mieres.
Sin plazos
«Denunciamos la absoluta desinformación en la que estamos. No sabemos ni plazos ni cómo se va a llevar a cabo el proceso», apostilló Damas, quien comenzó a trabajar en el Centro de Soft Computing en abril de 2006, cuando abrió sus puertas.
Nació este centro como un equipamiento innovador en el Caudal, que llegó a contar casi con 50 trabajadores. Su área de trabajo fundamental es el de I+D en Soft Computing, como su propio nombre indica, una rama de la inteligencia artificial que busca dar respuestas a problemas reales. «Todas con inspiración en la naturaleza y en la forma de razonar del hombre», aclaraba el representante de la asamblea de trabajadores. Por el momento, los 29 empleados del European Centre for Soft Computing no saben hasta cuándo ocuparán sus puestos de trabajo.
Se encuentran, en palabras de Sergio Damas, «absolutamente perplejos», especialmente, incidieron, «cuando el consejero de Industria había apostado por la continuidad del centro». El investigador hacía referencia así las declaraciones de Francisco Blanco en la Junta General del Principado este mismo mes al ser interpelado acerca del futuro del equipamiento mierense. Los trabajadores criticaron que los patronos «han dejando morir al centro» y aludieron a la falta de esfuerzos públicos para darle un futuro.
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