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YAGO GONZÁLEZ
OVIEDO.
Sábado, 26 de diciembre 2020, 02:21
El Gobierno de Asturias prevé comenzar mañana las vacunaciones contra la covid-19 en la Residencia Mixta de Gijón. Este geriátrico público cumple con los requisitos para el inicio de la campaña: tiene un elevado número de plazas (de hecho, es el más amplio de la región, con 283 residentes y casi 400 trabajadores) y, de momento, no sufre brotes graves del virus. Además, se trata de una de las grandes residencias asturianas menos afectadas tanto en la primera como en la segunda ola: dos usuarios han fallecido, y entre sus empleados apenas ha habido positivos.
El centro estaba ayer pendiente de los resultados de unos cribados realizados esta semana por el Servicio de Salud del Principado (Sespa) para asegurarse de que no cuentan con positivos entre residentes y miembros de la plantilla. Si todos fueran negativos, las autoridades sanitarias comenzarán allí a administrar las dosis.
Desde hace días, la maquinaria sanitaria asturiana está funcionando a toda mecha para cumplir el calendario impuesto por el Ministerio de Sanidad, que ha fijado para el día de mañana, domingo 27, el inicio de las vacunaciones en toda España. En el caso de Asturias, el Sespa cuenta con administrar, en una primera remesa, 42.000 dosis para 21.000 ciudadanos, ya que cada persona recibe dos inyecciones separadas por un intervalo de 21 días. Para ello, se movilizarán 148 sanitarios (médicos y enfermeros) distribuidos en 50 equipos.
El primer colectivo a inmunizar será el de residentes y trabajadores de los geriátricos. El plan es que todos estén vacunados en el plazo de un mes. A continuación, recibirán la dosis los sanitarios que están en primera línea de batalla contra el virus, el resto de facultativos (tanto de centros públicos como privados) y personas con alta dependencia.
Según ha podido saber este periódico, la Residencia Mixta de Gijón, perteneciente a la red de Establecimientos Residenciales para Ancianos (ERA), es una candidata idónea para el inicio de la campaña. Tal como explicó el Sespa esta semana, es preferible que los primeros geriátricos participantes estén en núcleos urbanos, tengan un elevado número de usuarios y no estén afectados por brotes severos de covid. A falta de los resultados del cribado, la Mixta cumpliría con los requisitos. Otro centro de similares características, el Santa Teresa de Oviedo, el mayor de la capital (tiene 160 internos y 220 empleados), cuenta con varios residentes contagiados, así que no parece probable que allí se inicie el dispositivo.
En general, los ánimos entre residentes, familiares y trabajadores de los geriátricos asturianos es proclive a recibir la vacuna de Pfizer. Tal como publicó EL COMERCIO el jueves, aproximadamente el 80% de los inquilinos y los profesionales ha aceptado vacunarse en el formulario enviado por la Consejería de Salud a los centros.
En la Residencia Mixta, sin ir más lejos, la mayoría de usuarios confirmaron que se vacunarán, mientras solo un 20% de los empleados admitía tener dudas al respecto. Y en Santa Teresa, el 90% de los residentes y el 70% de la plantilla son favorables a hacerlo. Las proporciones de aceptación son similares en casi todos los geriátricos de la región. La vacuna es voluntaria, pero quien se niegue debe justificar el motivo. El Sespa ya ha dejado claro que «con un solo trabajador que no se vacune, toda la residencia estará en riesgo».
Algunas de las razones aducidas para negarse a recibir el fármaco de Pfizer es el desconocimiento que todavía se tiene sobre sus efectos secundarios, aunque el Sespa ya ha avanzado algunos de ellos, no muy graves, como dolor en el brazo, fiebre o cansancio. También se sabe que la vacuna no se recomienda a mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, así como a personas con historial de alergias graves o que precisen ingreso hospitalario urgente.
Lo que no se sabe es dónde se ubica el ultracongelador que conserva, a -70 grados centígrados, las primeras dosis que se repartirán por Asturias. El Principado está siendo extremadamente discreto al respecto porque quiere evitar tentaciones de robos y contrabando. Lo mismo sucede desde el inicio de la pandemia con el almacén que guarda todo el material sanitario que se envía a los hospitales.
Sí se conoce el procedimiento de la cadena de frío para administrar las vacunas. Está todo medido al segundo. Tras salir del ultracongelador, las dosis se envían a las neveras repartidas por las ocho áreas sanitarias de Asturias. Allí, a una temperatura de entre 2 y 8 grados, pueden estar, como mucho, cinco días. Y al abandonar la nevera, la vacuna debe estar dentro del organismo del paciente en un plazo de seis horas. Por esta necesidad de precisión, cada vacuna que sale del ultracongelador ya tiene nombre y apellidos: se sabe con certeza quién la recibirá.
Dada la complejidad del entramado, el Sespa aún no sabe con exactitud cuándo empezará la vacunación de la población general, una vez finalizada la de los geriátricos. La ambición general es inmunizar a 150.000 asturianos (casi el 15% de la población) en el primer trimestre de 2021, y que a lo largo del año se alcance al 60% de la región.
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