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Hombres de hierro

Encarna todas las virtudes del deportista: un físico imponente, una capacidad de sacrificio inigualable y el instinto para superarse cada día

CARLOS PRIETO

Martes, 21 de febrero 2017, 03:47

Herminio Menéndez fue el primer multimedallista olímpico de este país. Entre los Juegos de Montreal-76 y Moscú-80 conquistó tres medallas, un éxito sin precedentes en el entonces modesto palmarés nacional, que solo sumaba nueve metales. El candasín se convirtió en héroe y referente del deporte nacional. Él inició la senda de triunfos del piragüismo español, la segunda disciplina olímpica más laureda, con dieciséis medallas. Sus éxitos, conseguidos con escasos medios y ante los entonces poderosos rivales de los países del Este, redoblaron la popularidad del piragüismo en la tierra del Sella y reivindicaron un deporte y a unos deportistas que son patrimonio de nuestra región. Veteranos palistas 'viajaron' en la piragua del gran Herminio emulando sus éxitos, como Menéndez, Palacios, Cuesta, Feliz, Tuya, García Blanco o Llamedo. Para otros, como Busto, Bouzán, Soto o Hernanz, fue el espejo en el que mirarse. Cuarenta y un años después de aquella medalla, muchas cosas han cambiado. Los modernos materiales, las becas ADO, los patrocinadores y las instalaciones de primer nivel, como las de Trasona, hacen que el piragüismo sea un deporte más fácil de practicar, pero tan duro y exigente como entonces. Solo los mejores siguen subiendo al podio. Y uno de esos 'elegidos' es Saúl Craviotto, quien supo aprovechar las estelas de Herminio Menéndez y David Cal para convertirse en otro 'superhombre'. Encarna todas las virtudes del deportista: un físico imponente, una capacidad de sacrificio inigualable y el instinto para superarse cada día. Pero si hay algo que merece destacarse de él es que sigue siendo el mismo buen chaval cercano, humilde y afable que abandonó su casa con quince años para cumplir sus sueños. Sabe como nadie que el éxito es efímero y la fama fugaz. Por ello, llegó muy joven a Gijón vestido de policía, para asegurarse un futuro cuando tenga que bajarse de esa piragua con la que ha entrado en la leyenda de los hombres de hierro.

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